José Ramón Cabrera Miranda, conocido como "Ramoncito", ocupa el cargo de Presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Los Palacios, Pinar del Río. Sin embargo, su verdadera función parece alejarse mucho de la que debería cumplir como servidor público. Tras una fachada de cercanía con el pueblo, se esconde una figura hipócrita, oportunista y profundamente corrupta.

Este personaje se presenta como alguien preocupado por las necesidades de la gente, saluda, sonríe y se muestra accesible. Pero todo es parte de una estrategia para mantener su imagen pública y ganarse aplausos en redes sociales. En realidad, utiliza su posición para beneficio personal, apropiándose de recursos del Estado y viviendo cómodamente gracias a ellos. Su lujosa casa de dos plantas, construida con materiales y mano de obra del gobierno, es prueba de ello.

Ramoncito no solo roba, sino que también persigue y delata a quienes intentan sobrevivir por cuenta propia. Mientras él se enriquece con total impunidad, acusa y reprime a los que no siguen su línea, asegurándose de que nadie más pueda hacer lo que él hace. Es un verdadero delator al servicio de la Primera Secretaria del PCC, Yoanys, otra figura que vive sin preocupaciones mientras el pueblo enfrenta carencias.

Este alcalde no dirige con principios ni con vocación de servicio, sino con el teclado de su celular. Su única prioridad es mantener su imagen en la “Robo-lución” digital, aparentar que todo marcha bien y colgar fotos en las que entrega diplomas a represores del pueblo, como si eso borrara su historial de abusos.

Ramoncito es el reflejo más claro de la doble moral: predica compromiso, pero practica el abuso; habla de justicia, pero vive de la injusticia. Es el símbolo de un sistema que premia la sumisión, la mentira y la corrupción disfrazada de revolución.

© La Tijera

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