Una declaración de la primera secretaria del Partido en la provincia de Granma, Yuderkis Ortíz Barceló, ha generado diversas reacciones entre los ciudadanos, especialmente por el contraste entre su mensaje y el escenario crítico que atraviesa el país. En su intervención, la dirigente expresó confianza en que el año 2026 será un período marcado por la “Fe, Esperanza y Victorias”, una consigna que forma parte del discurso institucional promovido desde las estructuras del régimen.

Este pronunciamiento llega en un momento particularmente complejo para la población cubana. Las prolongadas interrupciones eléctricas continúan afectando la rutina de millones de personas, quienes deben reorganizar su vida diaria en función de los apagones, algunos de ellos superiores a las 10 horas en varias provincias. La falta de estabilidad en el sistema energético se ha convertido en uno de los problemas más persistentes del país.

A esta situación se suma la creciente escasez de alimentos, que impacta tanto a núcleos familiares como a centros priorizados. Los altos precios, la disminución de la producción agrícola y las dificultades para acceder a productos básicos han intensificado la inseguridad alimentaria, especialmente en las regiones orientales. En numerosos municipios, la población reporta dificultades para obtener pan, leche y otros productos esenciales.

El deterioro de las condiciones de vida también abarca el sistema de salud, donde la falta de medicamentos e insumos limita la atención en hospitales y policlínicos. Paralelamente, los salarios continúan siendo insuficientes frente al aumento constante del costo de vida, lo que ha provocado un malestar creciente en diferentes sectores de la sociedad.

En este contexto, el llamado a mantener la esperanza hecho por Ortíz Barceló contrasta con las vivencias de los ciudadanos que diariamente enfrentan carencias, colas prolongadas, transportación precaria y la incertidumbre económica. Muchos consideran que las consignas oficiales no se corresponden con la gravedad de la situación.

Medios independientes han documentado repetidamente esta desconexión entre los discursos institucionales y la realidad cotidiana, destacando testimonios de familias que expresan agotamiento, preocupación y frustración ante un panorama cada vez más difícil.

Mientras tanto, la población continúa en la búsqueda de soluciones prácticas que les permitan sobrellevar la crisis, a la espera de medidas efectivas que alivien la carga diaria y respondan a las necesidades reales del país.

Fuente: La Tijera

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