Rompe el silencio anciano cubano encarcelado tras el 11J

Redacción de CubitaNOW ~ martes 31 de agosto de 2021

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Tiene 75 años y a esta edad el régimen cubano lo ha llevado a vivir una experiencia horrible. Su nombre es de Juan Raúl del Río Noguez, fue arrestado por agentes de la Seguridad del Estado y la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) el pasado 11 de julio (11J).

Su detención indignó a muchos tras conocerse a través de las redes sociales. Después de salir de prisión, este anciano ha roto el silencio y ha revelado lo que allí vivió.

Este señor fue sancionado a un año de prisión domiciliaria por el supuesto delito de “desorden público”, mientras su hijo Yunior Villarejo Estévez fue sancionado a 10 meses de cárcel por el mismo delito que cumple en la prisión habanera de Valle Grande.

Ambos se unieron a las protestas, pero lo hicieron caminando, de forma pacífica.

“Aquello fue horroroso; primera vez en mi vida, en 75 años, que tengo que vivir una experiencia como esa. Primeramente, aquello era una celda de castigo: allí no había ventilación ninguna, solo había una ventanita al fondo de las celdas”, reveló a Cubanet Noticias.

“En la celda donde estaba yo había cuatro personas: uno sentado delante del otro que casi nos escupíamos cuando hablábamos. La única ventilación que teníamos era una ventanita que medía menos de cinco o seis pulgadas de ancho y 10 de largo”, agregó.

“Había muchachos que se ahogaban porque al parecer padecían de alergias; se acostaban en el piso con la cara puesta en la ventanita”, refirió.

“No teníamos agua ni para tomar. Una o dos veces nos dieron una cubeta para los cuatro. Había uno que en vez de alzar la cubeta para tomar el agua se agachaba como si fuera un perro”, lamentó el anciano.

“Hasta que un día la mamá de mi hijo me pasó un pomo que colgábamos en la pilita. Como tenía un goteo, cuando se llenaba, entre los cuatro nos tomábamos esa agua porque los custodios [carceleros] se molestaban cuando le pedíamos agua”, explicó.

“Allí no había puerta ni había nada, eso era tan chiquitico que el que estaba frente a mí veía como yo hacía todas mis necesidades”, recordó.

“Nunca nos dijeron nada; lo único fue que estábamos acusados de desorden público. Presentaron una testigo, que era militar, pero nunca habló de que nosotros ejercimos violencia ni que cometimos falta ninguna; lo único que gritamos Yunior y yo fue ‘Patria y Vida’ y ‘Viva José Martí’”, aseguró.

“Era como si hubiésemos sido unos asesinos malos. Yo me sentí, así como si hubiese hecho una cosa grande; pensé que me iban a fusilar en cualquier momento; no sabía lo que iba a pasar, pero nunca tuve miedo”, refiere.

“Había uno que tenía dos hijos; ese lloraba y lloraba sin parar (…). Para mí fueron días catastróficos, porque no había cometido delito ninguno como para estar encerrado allí recibiendo aquella tortura psicológica”, concluyó.





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