Un grave hecho delictivo marcó el desarrollo del Campeonato Nacional de Fútbol Sala cuando el equipo de Pinar del Río fue víctima de un robo con fuerza en el motel deportivo Mulgoba, una instalación perteneciente al INDER en La Habana.

El incidente ocurrió durante la madrugada, cuando los jugadores descansaban en sus habitaciones y un individuo, presuntamente vinculado al propio centro, sustrajo los teléfonos móviles de varios integrantes del plantel.

Lorenzo Martínez Gener, exdirector técnico de la Selección Provincial de Futsal, explicó que los deportistas despertaron sin sus dispositivos, elemento clave para mantener comunicación con sus familias.

Ante la gravedad del hecho, los afectados pasaron horas en una unidad de la policía prestando declaración, lo que interrumpió parte de su jornada competitiva.

Pese al mal momento, el equipo logró salir a la cancha y obtener la victoria, aunque la celebración quedó empañada por la imposibilidad de compartir el triunfo con familiares y amigos.

Martínez Gener calificó el suceso de “inaudito y poco profesional” y lamentó la ausencia de representantes de la Asociación de Fútbol de Cuba y de las autoridades provinciales durante la gestión del caso.

El hecho reabre un debate recurrente en el deporte cubano: la seguridad de las instalaciones en eventos oficiales. Según el testimonio del especialista, si una situación así ocurre en una competencia organizada por el organismo rector del deporte en el país, la preocupación se extiende a cualquier evento que convoque a la ciudadanía.

Hasta el momento, la AFC no ha emitido un pronunciamiento público. Los jugadores esperan la recuperación de sus teléfonos, conscientes de que en el contexto cubano actual, la pérdida de un celular no solo representa un perjuicio económico considerable, sino también una ruptura en el vínculo diario con los seres queridos.

Casos similares han afectado a otros equipos, como el de béisbol Industriales, que sufrió el robo de implementos deportivos durante una gira en Santiago de Cuba. Estos incidentes evidencian un patrón creciente de inseguridad que alcanza no solo a la sociedad en general, sino también a la élite deportiva nacional.

El robo en el motel Mulgoba no solo ha dejado una herida en el ánimo del equipo pinareño, sino que también ha puesto en tela de juicio los protocolos de seguridad del INDER, así como la capacidad de respuesta de las autoridades deportivas para proteger a sus atletas en medio de competencias oficiales.

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