El presidente de Estados Unidos Donald Trump enciende nuevamente las alarmas internacionales al sugerir que la región ucraniana del Donbás debería ser “dividida”, dejando la mayor parte bajo control ruso, para poner fin a una guerra que ya cumple casi cuatro años.

“Que se divida tal como está”, afirmó Trump en declaraciones a bordo del avión presidencial, agregando que ambas partes deberían “detenerse en la línea de batalla —irse a casa, dejar de luchar, dejar de matar gente”.

El planteamiento de Trump llega justo después de que Ucrania intensificara sus ataques con drones a infraestructuras energéticas rusas, incluido un incendio en la planta de procesamiento de gas de Orenburg, una de las más grandes del mundo, que también afecta el suministro de gas proveniente de Kazajistán. Estos incidentes marcan un nuevo capítulo en el conflicto, que sigue dejando cicatrices profundas tanto en Ucrania como en Rusia.

El enfoque de Trump implica un cambio radical en la estrategia de Occidente: presionar a Ucrania para ceder territorio a cambio de la paz, mientras que Rusia consolidaría sus ganancias en el terreno.

“Ellos lucharon y él tiene mucho territorio. Ha ganado cierto territorio”, declaró el mandatario. La propuesta ha generado fuertes reacciones a nivel internacional. Mientras algunos analistas ven en sus palabras un intento de negociar un alto el fuego y frenar la escalada bélica, otros la califican como una rendición implícita de Ucrania frente a la agresión rusa.

La comunidad ucraniana y los líderes europeos han expresado su preocupación, considerando que ceder territorio podría sentar un peligroso precedente para futuras invasiones y conflictos regionales.

Paralelamente, Rusia continúa modificando sus bombas para atacar zonas más profundas en territorio ucraniano, incluyendo barrios residenciales, mientras los ataques con drones se multiplican en ambos lados de la frontera.

El Ministerio de Defensa ruso informó haber derribado decenas de drones ucranianos, mientras que Ucrania sostiene haber interceptado gran parte de los ataques aéreos rusos. La situación evidencia que la guerra no da tregua, a pesar de los llamados a negociar.

Trump planea reunirse con Vladímir Putin en Budapest en las próximas semanas, manteniendo su postura de que la lucha “se detenga en las líneas actuales”. Mientras tanto, Ucrania continúa defendiendo su soberanía y evaluando las implicaciones de cualquier negociación que implique ceder territorio.

La polémica está servida: mientras Estados Unidos debate su papel en la resolución del conflicto, Trump vuelve a ser el centro de la atención global con una propuesta que divide a analistas, políticos y ciudadanos de todo el mundo.

La pregunta ahora es si la paz puede lograrse a través de la división territorial, o si esta sugerencia solo prolongará el sufrimiento de millones de personas atrapadas en medio de la guerra.

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