El miedo se ha instalado en las calles de Baire tras las protestas del jueves pasado. Patrullas en las esquinas, agentes vigilando las casas y familias enteras bajo presión. Así vive hoy este pueblo oriental, convertido en símbolo del descontento popular y del control represivo del régimen cubano.

Yaumara Aguilar Salcedo, cubana residente en Estados Unidos, denunció que sus familiares están siendo acosados por la Seguridad del Estado después de que su primo, el pediatra Erlis Sierra, fuera arrestado por participar en el cacerolazo contra los apagones y la miseria.

“Han puesto una patrulla frente a mi casa en la Avenida 2 de Baire. Ahí viven mi hermano, mis abuelos y mis sobrinos. No los dejan salir tranquilos”, contó, visiblemente angustiada.

Sierra, padre de dos niños, fue detenido y forzado a grabar un video de retractación para ser liberado en la madrugada del domingo. Las imágenes, difundidas por las autoridades, no hicieron más que encender la indignación: un profesional de la salud humillado públicamente por atreverse a protestar.

Las protestas en Baire, una de las más fuertes registradas en el oriente cubano en lo que va de año, fueron una reacción espontánea ante los interminables apagones, la escasez de alimentos y la falta de respuestas del gobierno. “La gente ya no aguanta más”, aseguran vecinos del lugar, que temen hablar ante el aumento de la represión.

El caso de Erlis Sierra revela una realidad cada vez más común: en Cuba no solo castigan al que protesta, sino también a su familia. La vigilancia, las amenazas y los interrogatorios se han convertido en armas del régimen para sembrar el terror colectivo.

Mientras tanto, en redes sociales, la solidaridad crece. Cubanos dentro y fuera de la Isla exigen el fin de la represión y la liberación plena de todos los detenidos por manifestarse pacíficamente. “No podrán callar a todo un pueblo”, escribió Yaumara en un mensaje que se ha hecho viral.

Lo ocurrido en Baire es otra muestra de que el régimen teme más a una cacerola vacía que a cualquier discurso. Porque en Cuba, protestar es un delito, y tener familia, un riesgo.

Fuente: Yosmany Mayeta

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