El municipio habanero de Regla volvió a ser escenario, hace unas horas, de indignación popular. Decenas de vecinos decidieron cerrar la calle Martí tras varios días sin una gota de agua en sus hogares. La protesta, registrada en video y difundida por La Tijera News, muestra a un pueblo agotado del abandono, la suciedad y la desidia oficial.

Según testigos, las autoridades intentaron calmar la situación enviando una pipa desde el Acueducto, pero el gesto no logró apaciguar la frustración. “¿Y mañana qué? ¿Otra vez sin agua?”, gritaba una vecina mientras el camión distribuía unos pocos litros entre decenas de familias desesperadas.

Lo ocurrido en Regla no es un hecho aislado. La crisis del agua en Cuba golpea con fuerza a múltiples municipios, donde las tuberías rotas, los motores inservibles y los apagones prolongados dejan barrios enteros sin servicios básicos. El problema se repite, la respuesta es siempre la misma: silencio o represión.

Los manifestantes no solo pidieron agua. También exigieron electricidad, alimentos, medicinas y dignidad, gritando “¡Libertad!” frente a la mirada de los agentes del orden que vigilaban la protesta. “Nos mandan una pipa, pero seguimos sin futuro”, lamentó un anciano.

En redes sociales, el apoyo fue masivo. “Con una pipa creen que el pueblo se calla”, escribió un usuario, mientras otros señalaron que este tipo de acciones solo muestran que la única solución real está en salir a las calles unidos.

El régimen guarda silencio. No hay comunicados oficiales ni respuestas concretas. Pero el mensaje de Regla es claro: el pueblo cubano ha perdido el miedo.

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