‘¡Qué golpe bajo, qué traición!’, trovador cubano le reclama al régimen
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 2 de noviembre de 2020

El respetado trovador cubano Frank Delgado ha escrito su propia despedida en forma de reclamo por el fin de uno de los sitios icónicos de la cultura cubana en La Habana. el Jazz Café.
Delgado advierte que ‘no entiende nada’ de lo que está ocurriendo, y lo llama ‘golpe bajo’.
Las reacciones de rechazo e impotencia sobre la medida del régimen de dolarizar parcialmente la economía, no cesan:
¿Es esto parte del milagro de la multiplicación de los peces y los panes?, refiere el trovador aludiendo a otra barrabasada de los adeptos al régimen.
Su ‘Requiem por el Jazz Café’, ha sido compartido y comentado por centenares de cubanos enojados por la decisión del gobierno de la isla de convertirlo en una tienda en dólares:
Parece que es definitivo, esta foto de Aries Morales Parrado me impactó. Tenía la esperanza de que fuera un mal paso y que nos habían dado el aviso para poner el parche antes de la herida.
Como con el muro de 70, como con los adocretos.
Qué golpe bajo, que traición, ¿serán los templos de la cultura desechables y provisionales?
¿Será que, aprovechando la oscuridad en que nos ha sumido la pandemia, los deseos inconfesables de los mercaderes van a ir desarticulando icónicos templos de la mente?
¿Es esto parte del milagro de la multiplicación de los peces y los panes? ¿Alguno de los artistas que nos representan en la Asamblea tomó cartas en el asunto? ¿No se enteraron?
¿Entonces para qué sirve su escaño? ¿Solo para votar a coro?
Estoy muy triste. El Jazz Café era ideal para el peregrinar de las noches habaneras. No hacía falta tener la programación. Ibas y punto.
Podías encontrarte a Cesar López, a Roberto Fonseca, a Oscar Valdés, a Rui López Nussa y la Academia, a jóvenes estudiantes locos por el chance para hacer un solo. Siempre me iba con la sensación de que en ese antro, luminoso y bien diseñado, todos los músicos estaban invitados.
Estoy seguro que los colegas que tocaban en ese lugar, por lo menos en una época, no lo hacían por dinero. El pago era un poco menos que miserable. El lugar era un baluarte que defendían a capa e instrumentos. No vivían del arte, vivían para el arte. Realmente estoy muy triste.
Hace unos 10 años estuve en Holguín. El Director de Cultura me mostraba con orgullo las instituciones que habían logrado crear con la ayuda del Primer Secretario del Partido en la provincia. La Casa de la Poesía, el Piano Bar, la versión de "The Cavern", los Multicines, la reparación del Eddy Suñol y un hermoso Jazz Café. Me fui muy contento y esperanzado. Saben qué mis queridos amigos. No entiendo nada.
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