Anita Mateu, una de las youtubers cubanas más reconocidas, ha dejado claro por qué no tiene intención de regresar a Cuba. Desde Galicia, España, donde reside desde hace más de un año, la influencer explicó con sinceridad las razones personales, económicas y políticas que la llevaron a tomar esa decisión. A pesar de su amor por su país y por su familia, Mateu considera que volver a Cuba implicaría una pérdida de libertad, estabilidad y progreso.

En su testimonio, la joven reveló que siente una mezcla constante de gratitud por lo que ha logrado en España y de culpa por los que dejó atrás. “Es inevitable sentirse mal cuando uno tiene lo que otros no pueden alcanzar”, dijo, refiriéndose a cuestiones básicas como electricidad, comida o acceso a Internet. Aunque asegura que sus seres queridos comprenden su decisión, la sensación de estar ausente se ha convertido en una carga emocional diaria.

La llamada “culpa del emigrante” se vuelve aún más pesada cuando considera lo difícil que sería regresar. Los pasajes a Cuba, sumados a los elevados precios dentro de la Isla y los gastos personales, hacen que visitar a su familia se convierta en una misión casi imposible. Aunque trabaja duro y ha logrado cierta estabilidad económica en Galicia, reconoce que incluso ella no puede asumir con frecuencia ese tipo de compromisos financieros.

Pero más allá de lo material, hay un miedo que pesa mucho más: el temor a represalias. “No me siento segura regresando. El gobierno vigila, censura y castiga, y muchos creadores de contenido como yo ya lo han vivido en carne propia”, confesó. Esa incertidumbre sobre su libertad de expresión le impide volver, especialmente tras observar cómo han sido tratados otros youtubers que, al visitar Cuba, fueron hostigados o silenciados.

Anita, sin embargo, no se desconecta de su familia. Envía remesas, mantiene contacto constante y sueña con un futuro donde pueda reunirlos en España. Ha comenzado a dar pasos firmes en su nueva vida: quiere obtener su licencia de conducir y seguir construyendo su carrera.

Aunque la nostalgia no desaparece, tiene claro que su lugar ahora está donde puede avanzar y hablar libremente. Para muchos como ella, el exilio no es una elección fácil, sino una necesidad dolorosa con la que se aprende a vivir.

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