Para un periodista independiente de Camagüey, el maltrato animal es un efecto del drama nacional.

 “Flaco, viejo, con una pata sangrando y otra sin herradura, acaba de caer al suelo este caballo, al terminar su enésimo viaje de la mañana. Se desplomó sobre los adoquines de la piquera de La Borla, en la ciudad de Camagüey”, cuenta Henry Constantín, quien además relata cómo el cochero molió a latigazos al pobre animal.

“Es el segundo drama de un caballo que veo en dos días. Pagué la parte recorrida del trayecto y seguí a pie con mi familia, a seis cuadras del destino final del coche. Pero más nadie se bajó: a todos los demás les pareció lo más normal del mundo hacer esas seis cuadras montados en un carretón guiado por un abusador violento, y tirados por un caballo que, como la naturaleza no dotó con lágrimas, no tenía manera de demostrar el dolor de los tres latigazos que acababa de recibir”, expuso.

Al respecto, Constantín asevera “el drama de los caballos es un efecto más del drama nacional. No sé por qué me asombro. Cuba, en el fondo, todavía se parece demasiado a ese carretón”.

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