"Cuando yo le digo a mi esposa que mi hijo estaba sancionado a 23 años, se derrumbó mi casa", dijo Wilbert Aguilar, uno de los familiares de los cubanos que están presos por salir a protestar en La Güinera, La Habana, durante el 11 y 12 de julio de 2021.

"Tuve que lavar, fregar, cocinar, porque mi mujer perdió los estribos", dijo Wilbert, quie se hizo cargo de su nuera y dos nietas, informó la agencia francesa AFP.

Según la citada fuente, en La Güinera más de 100 familias están despedazadas por las condenas a quienes se manifestaron contra el régimen.

"Aguilar, trabajador independiente de 49 años, no quiere recordar el día de diciembre que enjuiciaron a su hijo Wagniel, de 22 años. Es uno de los 160 detenidos, de los cuales 133 siguen presos solo en este barrio, según Cubalex, ONG de derechos humanos con sede en Miami. Tras apelar, Wagniel cumple una sentencia de 12 años", apuntó AFP.

Aguilar dijo que en el barrio hay una "tristeza generalizada". Negó a la agencia que los manifestantes sean "contrarrevolucionarios. No les encontraron armas, su única arma era la voz".

"No doy más, no tengo nervios, no tengo vida, no tengo nada. Atendiendo a mis nietos porque no tengo ni puedo trabajar", dijo Elizabet León Martínez, de 51 años, quien trabajaba como manicurista antes de que tres de sus cinco hijos cayeran en prisión.

León se la pasa con su celular en la mano esperando llamadas desde la prisión.

El único fallecido reconocido por el régimen durante las protestas del 11J era del barrio de La Güinera. "Diubis Laurencio Tejeda fue asesinado el 12 de julio de 2021, mientras se manifestaba", recordó esta semana la plataforma Justicia 11J.

Según la nota oficial del Ministerio del Interior (MININT), "Laurencio Tejeda, de 36 años de edad, residente en el propio municipio y con antecedentes por desacato, hurto y alteración del orden, por lo cual cumplió sanción".

Desde las protestas en La Güinera, el régimen intenta reparar ese barrio. "Reparó los baches, rehabilitó consultorios, pintó bodegas y prometió casas para varias familias, como parte del programa de mejoramiento implementado en 60 barrios de La Habana", señaló AFP.

"Ese 12 de julio, cientos de personas intentaron llegar a la estación de policía de La Güinera, justo en la entrada del barrio. Militantes del Partido Comunista de Cuba (PCC) lo impidieron, acompañados del mayor operativo antimotines desplegado en esos dos días por el gobierno. Volaron piedras, botellas y palos. La calle quedó tapizada de vidrios y rocas", reseñó la agencia.

Pese al discurso del régimen de criminalizar las protestas, Jorge Gil, jubilado de 72 años y un representante del PCC en La Güinera, reconoció a AFP que la protesta fue resultado de años de abandono.

"Hubo una parada bastante larga y se deterioró todo el reparto", explica frente a los cimientos de lo que era su casa. La vivienda fue derribada para su reconstrucción, como parte del programa de mejoramiento oficial. Los materiales no han llegado y él sigue viviendo con su familia en un lugar prestado, describió la agencia.

Por su parte, Isabel Hernández, de 44 años, vive en una casita recién pintada con techo de lámina. "Muy contenta estoy", dice con sentimientos encontrados porque uno de sus hijos está preso por las protestas.

Gil, quien luchó en dos guerras en África y defiende a capa y espada el sistema socialista, admite que hay un sentimiento de dolor. "Espero que eso sea un problema que subsane rápido y que la mayoría de esos muchachos vayan saliendo pa´la calle porque a final de cuentas son muchachos y tienen que rectificar", dijo a AFP.

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