Mónica Baró: 'Otaola es un producto del sistema cubano. Su lista roja' también

Redacción de CubitaNOW ~ lunes 19 de octubre de 2020

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Recientemente, el músico cubano Arnaldo Rodríguez Romero, líder de la agrupación conocida como ‘El Talismán’, ha estado en el centro de la polémica por la manera en que se refirió al comunicador antillano, Alexander Otaola, por incluirlo en la 'lista roja'.

Después de su mensaje, la joven periodista independiente cubana, Mónica Baró Sánchez, analizó su mensaje y la propuesta del presentador para hacer una reflexión que vale la pena leer y que Cubita Now reproduce, de manera íntegra, a continuación:

Aquí tenemos otro músico cubano que articula un discurso machista y discriminatorio para defender sus ideas, que feminiza a los hombres con quienes discrepa otorgándoles atributos femeninos para intentar desacreditarles.

Puede parecer una sutileza, porque efectivamente la cultura machista está conformada por múltiples sutilezas, pero es necesario identificarlas, cuestionarlas y desnaturalizarlas. Sobre todo cuando las reproducen figuras públicas.

Esas sutilezas inferiorizan a las mujeres y la inferiorización cuesta vidas. Tener ovarios no debería ser un insulto, ni ser una “vieja pelúa y decrépita”, porque ni los ovarios, ni la vejez, ni la pérdida de facultades mentales son motivos de vergüenza.

Por qué los testículos serían motivos de orgullo, de superioridad, de coraje, y los ovarios no? Por qué los hombres siguen usando los ovarios de las mujeres y nuestras cualidades y nuestro género como ofensas?

Yo estoy totalmente en contra de Trump, porque ha demostrado ser misógino, racista, homófobo, autoritario, porque no ha respetado las instituciones democráticas ni a los científicos, porque ha nominado a la Corte Suprema a alguien como Amy Coney Barret, que supone una amenaza para el derecho al aborto y al casamiento de parejas del mismo sexo, pero hay miles de maneras de cuestionar al presidente estadounidense sin caer en un discurso discriminatorio.

Y también hay miles de maneras de cuestionar a un influencer como Alex Otaola. La lista roja de Otaola es una prolongación de las políticas segregacionistas que el propio gobierno cubano ha fomentado durante décadas.

Busca segregar por motivos políticos, como mismo segrega el gobierno cubano, con la diferencia de que Otaola es un influencer y el gobierno cubano es el gobierno. Esta es la cultura política que hemos aprendido en Cuba, esta es la manera de relacionarnos que hemos aprendido. Cuando Otaola reprodujo hace poco un discurso machista respecto al caso de la violación de una niña de 13 años, en el que culpó a la madre de la víctima por la violencia que ejercieran contra su hija seis hombres adultos, se reafirmó como parte del mismo sistema que permitió que los culpables estuvieran un mes libres.

Otaola es un producto del sistema cubano. Su lista roja es un producto del sistema cubano. Un producto de los años en que no podíamos entrar a los centros comerciales en dólares, en que no podíamos portar dólares, en que no podíamos entrar a los hoteles, en que teníamos que pedir permiso para salir del país, en que no podíamos comprar una línea de celular.

Un producto también de las propias listas del gobierno, como dijera Jancel Moreno, en un comentario al post de Arnaldo; de la lista de las más de 200 personas que no pueden salir de Cuba por motivos políticos, de la lista de los médicos que salieron de Cuba en misión oficial y se quedaron y no se les permite volver a entrar por ocho años, de la lista de profesores expulsados de las universidades por ejercer su derecho a expresarse libremente, de la lista de personas interrogadas y detenidas arbitrariamente por hacer periodismo o activismo, de la lista de presos políticos, etcétera.

Estamos en un círculo vicioso. Y la manera de romperlo no creo que sea haciendo nuestras propias listas sino rompiendo ese hábito de hacer listas. No necesitamos enfrentar la lista del gobierno con nuevas listas.

Necesitamos paz, necesitamos diálogos, necesitamos inclusión, necesitamos comprendernos, necesitamos ser mejores. Y necesitamos no ser machistas. El problema no está en Otaola o Arnaldo, ni en quienes les siguen, sino en la cultura que representan.

Porque no construiremos un país democrático, en el que se garanticen los derechos humanos, si no hay una cultura de respeto de los derechos de las mujeres. Las mujeres no somos instrumentos de conflictos políticos. Respetar a Cuba, la patria, es respetar a sus ciudadanas y ciudadanos.



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