El mercado informal de divisas en Cuba comenzó la semana con un nuevo sobresalto: la MLC escaló hasta 350 pesos cubanos (CUP), un techo inédito que refuerza su papel como termómetro inmediato de la desconfianza económica. En contraste, el dólar (USD) y el euro (EUR) amanecieron sin cambios, en 440 y 480 CUP, respectivamente.

El salto de la moneda digital —utilizada en las tiendas estatales que venden en divisas— se produjo en un escenario ya conocido: escasez de efectivo, inflación alta e incertidumbre ante el nuevo esquema cambiario anunciado por el Banco Central de Cuba (BCC), que entró en vigor el 18 de diciembre bajo la etiqueta de “tasa flotante”.

Aunque el BCC presentó el mecanismo como una vía para “reflejar las condiciones reales del mercado”, en la práctica la población sigue encontrando el mismo muro: acceso limitado a divisas en bancos y casas de cambio, y una disponibilidad insuficiente de dólares y euros que empuja la demanda hacia alternativas como la MLC, cada vez más cara en la calle.

El desfase también se ve en la comparación con las tasas estatales. Según los valores reportados para la venta en CADECA, este domingo el tipo de cambio mostraba referencias como 1 USD = 432,48 CUP y 1 EUR = 506,52 CUP, números que evidencian que el mercado informal sigue marcando el pulso real de la economía diaria, aun cuando el Estado intenta acercar sus cifras a esa realidad.

En redes, la publicación de tasas oficiales volvió a provocar críticas e ironías. “Tanto criticar al Toque para terminar igual”, escribió un usuario, en alusión al portal independiente que desde hace años publica referencias del mercado informal, mientras otros insistían en la misma queja: anuncian valores, pero comprar divisas sigue siendo, para la mayoría, casi imposible.

Detrás del récord de la MLC, muchos analistas y usuarios ven una señal clara: cada anuncio económico del Gobierno —desde reformas monetarias hasta nuevas tasas— suele activar una reacción defensiva. Cambistas, emprendedores y ciudadanos con divisas tienden a retenerlas esperando nuevos ajustes, y ese efecto, mezclado con el miedo a la inflación y la falta de liquidez, termina empujando al alza los indicadores del mercado paralelo.

Así, la subida a 350 CUP no se leyó como un episodio aislado, sino como una confirmación de fondo: mientras no exista un mercado cambiario realmente operativo —con oferta, transparencia y acceso— el peso cubano seguirá bajo presión y la MLC continuará funcionando como señal de precio “real” en la calle, por encima de cualquier anuncio administrativo.

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