El consumo de drogas en Cuba, lejos de ser un problema aislado, se ha convertido en una preocupación creciente, especialmente entre los jóvenes. A pesar de las estrictas medidas represivas del gobierno, cada vez son más frecuentes los reportes sobre operativos y detenciones relacionados con el tráfico de estupefacientes en diversas provincias del país.

Uno de los casos más recientes ocurrió en Las Tunas, donde fuerzas del Ministerio del Interior detuvieron a siete personas en un operativo realizado el 26 de febrero de 2025. Según informaron medios oficiales, entre las sustancias incautadas se encontraban marihuana, cocaína y papel químico, una droga sintética de alto riesgo.

El aumento del consumo de drogas en Cuba refleja una realidad preocupante: la crisis económica y social ha generado un escenario propicio para el tráfico y la distribución de estas sustancias, convirtiéndose en una salida peligrosa para muchos jóvenes. La falta de oportunidades laborales, la escasez de entretenimiento saludable y la desesperanza han contribuido a que algunos busquen refugio en el consumo de estupefacientes.

Además, el acceso a drogas sintéticas y otras sustancias ilegales parece estar en expansión, a pesar de los operativos de las autoridades. En las calles de distintas ciudades, se reportan cada vez más casos de jóvenes involucrados en el consumo y distribución de drogas, lo que no solo pone en riesgo su salud, sino que también incrementa la violencia y la delincuencia.

El fenómeno no puede explicarse únicamente desde una perspectiva represiva. Si bien el gobierno cubano insiste en su política de "tolerancia cero", la realidad demuestra que el problema sigue creciendo. Es urgente que se promuevan estrategias preventivas, programas de educación sobre el consumo de drogas y mayores oportunidades para la juventud cubana, de lo contrario, la crisis podría escalar aún más.

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