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Silencio y morbo: la prensa oficialista culpa a los testigos en el caso del niño que arrastró la corriente

Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 26 de febrero de 2025

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El trágico suceso del niño que fue arrastrado por una alcantarilla abierta en una calle de La Habana ha despertado conmoción y dolor. La corriente se lo llevó sin resistencia, y con él se fue otra muestra de la fragilidad de la vida en Cuba. Sin embargo, en medio de la tragedia, el periódico oficialista Girón ha optado por dirigir su indignación exclusivamente contra quienes presenciaron el accidente y no hicieron nada por salvarlo, obviando la responsabilidad estatal en el desastre.

El artículo publicado por el medio matancero titulado, "La tristeza y el asco: el niño que arrastró la corriente", se ensaña con la reacción de los testigos, acusándolos de inhumanidad por no lanzarse al agua en un intento desesperado de rescatar al niño. Se lamenta de la falta de empatía y el morbo de quienes grabaron el suceso en lugar de intervenir. No obstante, en su condena selectiva, el periódico omite mencionar el motivo real por el cual el niño desapareció: una alcantarilla destapada, un problema que recae directamente en la negligencia gubernamental.

Es cierto que el comportamiento de algunos testigos deja mucho que desear. La sociedad cubana se ha acostumbrado a observar las desgracias con una mezcla de impotencia y morbo, fruto de años de desencanto y desesperanza. Sin embargo, Girón ignora que el verdadero “desprecio” a la vida no viene de los ciudadanos de a pie, sino de las instituciones que deben garantizar la seguridad en las calles y que, en cambio, permiten que una alcantarilla sin tapa se convierta en una trampa mortal.

En lugar de preguntar por qué nadie saltó al agua, la pregunta correcta es: ¿por qué esa alcantarilla estaba abierta? ¿Por qué las autoridades, que tanto alardean de su control sobre cada aspecto de la vida cotidiana, no fueron capaces de garantizar el mantenimiento de la infraestructura urbana? ¿Por qué una vez más se culpa al pueblo en vez de a los verdaderos responsables?

El artículo de Girón pretende reducir esta tragedia a un problema de falta de valores, evitando cualquier mención al abandono institucional que ha convertido las ciudades cubanas en trampas mortales. Es la misma lógica que se aplica cuando un edificio se derrumba: culpar a la lluvia o a los inquilinos, pero nunca a la desidia gubernamental.

Este accidente no es un hecho aislado. Forma parte de un patrón de negligencia estatal que ha costado incontables vidas. Hoy es un niño succionado por una alcantarilla; mañana será otro electrocutado por tocar un poste en mal estado, o una familia sepultada bajo un edificio en ruinas. Y cuando eso pase, los medios oficialistas volverán a señalar con el dedo al pueblo, pero nunca a los verdaderos culpables.

Mientras Girón se indigna con los testigos, otros se indignan por la desidia de un gobierno que no repara lo que se rompe y no protege a quienes dicen representar. Hoy la tristeza es por la vida que se perdió; el asco, por quienes eligen mirar hacia otro lado cuando se trata de exigir responsabilidades a los de arriba.



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