Nacido el 1 de junio de 1971 en La Habana, Mario Antonio Cimarro Paz ha sido, durante décadas, uno de los rostros más emblemáticos del melodrama latinoamericano. Reconocido por su participación en telenovelas como Gata Salvaje, Pasión de Gavilanes y El Cuerpo del Deseo, Cimarro ha construido una carrera sólida y multifacética que lo consolidó como ídolo de toda una generación.

Su historia comenzó en 1994, cuando decidió dejar Cuba y emigrar a México con la firme intención de convertirse en actor. Con esfuerzo y disciplina, estudió arte dramático y pronto logró integrarse al mundo televisivo de Televisa, participando en producciones como Gente Bien y La Usurpadora. El salto a los papeles protagónicos llegó en 1998 con La Mujer de Mi Vida, donde compartió elenco con la venezolana Natalia Streignard, con quien se casaría un año después.

A lo largo de los años, su carrera lo llevó por distintos países y escenarios: Argentina (Amor Latino, 2000), Venezuela (Más que Amor, Frenesí, 2001), y luego a Miami y Colombia, donde alcanzó notoriedad internacional con Gata Salvaje (2002) y Pasión de Gavilanes (2003). En esta última, su interpretación de Juan Reyes Guerrero lo catapultó como uno de los galanes más recordados de la televisión hispana.

Entre 2005 y 2006 protagonizó El Cuerpo del Deseo, interpretando dos personajes con gran intensidad dramática. En 2008, asumió nuevamente un doble rol en La Traición, y en 2009 participó en Mar de Amor, aunque fue retirado del proyecto antes de su finalización debido a tensiones con el equipo de producción. En 2011 regresó con Los Herederos del Monte y más tarde participó en Vuelve Temprano (2016-2017). También integró el jurado del show paraguayo Baila Conmigo Paraguay en 2019 y volvió a grabar Pasión de Gavilanes 2 en Colombia entre 2021 y 2022.

Detrás de su carrera, hay una historia personal que ha tenido momentos de exposición mediática y otros más discretos. Tras su divorcio con Streignard en 2006, Cimarro vivió romances intermitentes, incluido uno con la actriz Vanessa Villela. Sin embargo, fue con la modelo eslovaca Bronislava Gregusová, veinte años menor que él, con quien encontró estabilidad y formó una familia. En 2022, se convirtió en padre de una niña, Brianna, a quien ha descrito como el eje de su vida.

Desde el nacimiento de su hija, Cimarro mostró en redes sociales un lado más íntimo y emocional, alejándose del arquetipo del galán para convertirse en un padre presente, amoroso y enfocado en su hogar. “Lejos del brillo de la fama, hoy prioriza el amor y la tranquilidad del hogar, dejando claro que, para él, la vida real es su mejor novela”, expresaron sus seguidores.

No obstante, en las últimas semanas, los fanáticos del actor comenzaron a notar ciertos cambios inquietantes. Su perfil de Instagram, con más de dos millones de seguidores, aparece completamente vacío, sin publicaciones ni explicaciones. A esto se suma que Bronislava Gregusová dejó de seguirlo en la plataforma, aunque mantiene las fotos juntos. El silencio ha generado múltiples especulaciones: ¿una crisis de pareja?, ¿una estrategia de imagen?, ¿o simplemente una pausa digital?

Sin respuestas oficiales, la incógnita crece. Lo cierto es que, más allá del misterio, Mario Cimarro sigue priorizando su rol como padre, una faceta que ha conquistado tanto como sus personajes televisivos. A sus 53 años, el actor cubano demuestra que su papel más significativo no se encuentra en los libretos, sino en el día a día, al lado de su hija.

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