El encuentro entre Marco Rubio, senador estadounidense de origen cubano y figura clave en la política exterior de Estados Unidos hacia Cuba, y Rosa María Payá, destacada activista opositora cubana nominada para integrar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), lama la atención de numerosos sectores.

Rubio elogió a Payá como una “firme defensora de la democracia y los derechos fundamentales” y destacó que su nominación representa una oportunidad para hacer que la CIDH sea “más eficaz, eficiente y receptiva” a los pueblos que protege.

Además, Rubio instó a los Estados miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) a apoyar su candidatura, en la votación prevista para el 27 de junio de 2025. Esta reunión busca reafirmar un respaldo político e institucional crucial para Payá, cuya trayectoria como líder del movimiento Cuba Decide y su activismo en defensa de un plebiscito vinculante en Cuba la han posicionado como una voz prominente en la lucha por la democracia.

Sin embargo, en medio de esta visibilidad política y diplomática, muchos cubanos que han emigrado bajo programas como el parole o el formulario I-220A sienten que sus realidades están quedando relegadas o invisibilizadas.

La constante atención de figuras emblemáticas y candidaturas políticas no siempre se traduce en soluciones concretas para las miles de personas que enfrentan incertidumbre migratoria, dificultades para regularizar su estatus y obstáculos para integrarse en Estados Unidos.

A pesar de la “reunión”, como se ha señalado, la situación cotidiana de estos cubanos —que esperan acceso a servicios básicos, empleo formal y estabilidad legal— sigue siendo precaria y a menudo ignorada en el discurso oficial.

La distancia entre el respaldo político a activistas y la falta de respuestas efectivas para quienes más necesitan apoyo refleja un problema de prioridades en la agenda migratoria y de derechos humanos.

Por ello, “aunque la nominación de Rosa María Payá simboliza una esperanza de cambio a nivel hemisférico, lo que verdaderamente interesa a muchos cubanos con parole o I-220A es la garantía de que sus derechos y condiciones de vida serán atendidos con la misma urgencia”. Esta tensión evidencia que los grandes debates políticos no siempre se traducen en mejoras tangibles para la gente común que vive la compleja realidad migratoria y que, para muchos, la atención sigue siendo insuficiente frente a la magnitud de sus necesidades.

Rosa María Payá es hija del fallecido líder opositor Oswaldo Payá y ha continuado su legado a través de iniciativas como el proyecto Cuba Decide, que aboga por un plebiscito vinculante que permita a los ciudadanos cubanos elegir su sistema político.

También preside la Fundación para la Democracia Panamericana y es conductora del programa “Tú Decides” en Radio Martí, donde promueve el activismo cívico y la resistencia pacífica frente a regímenes autoritarios.

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