El presidente Nicolás Maduro enfrenta serias dificultades para atraer multitudes a sus actos de campaña. En un intento por emular las marchas masivas de la oposición, su estrategia a menudo fracasa. Recientemente, un micrófono abierto reveló su frustración ante la escasa asistencia en un evento en San Cristóbal, Táchira, dejando claro que ni siquiera las tácticas de manipulación mediática pueden ocultar la realidad.

Durante su visita a San Cristóbal, una región con fuerte apoyo opositor, Maduro buscaba contrarrestar la exitosa manifestación de María Corina Machado. Acompañado por el gobernador del Táchira, Freddy Bernal, y el ministro de Comunicación, Freddy Ñáñez, se le escuchó decir: “Esto se ve feo… Poca gente”, lo que anticipaba la pobre concurrencia en comparación con la multitud opositora.

El oficialismo ha sido criticado por llenar sus eventos con empleados públicos y miembros de milicias, trasladados a costa del erario público. En Caracas, incluso se ha reportado el pago de 30 dólares y combustible a los participantes para engrosar las filas de sus concentraciones. Sin embargo, estos esfuerzos no han logrado revertir la percepción de una campaña débil y manipulada.

El intento de Maduro de presentarse como cercano al pueblo ha incluido afirmaciones inverosímiles, como que la reguetonera Karol G le compuso una canción para su campaña. Esta declaración fue desmentida rápidamente por el equipo de la artista, subrayando la desesperación del chavismo por conectar con los votantes.

El contraste entre la espontaneidad de las manifestaciones opositoras y los actos oficialistas, llenos de artificios, es evidente. Según el sociólogo Gianni Finco, la campaña chavista está plagada de imitaciones y simulaciones, intentando replicar el apoyo genuino que recibe la oposición.

A pocos días de las elecciones presidenciales en Venezuela, las encuestas independientes muestran una clara ventaja para el candidato opositor Edmundo González Urrutia. ORC Consultores reporta un 58,4% de intención de voto a su favor, comparado con un 14,2% para Maduro. Hercon Consultores eleva aún más la ventaja de González, con un 68,4% frente al 27,3% para el actual presidente.

El gobierno ha intentado posicionar encuestas falsas para mostrar una ventaja inexistente. La Coalición Informativa C-INFORMA ha identificado a seis encuestadoras sospechosas que colaboran en esta campaña de desinformación. Existe el temor de que estas encuestas sean usadas para justificar un posible fraude electoral, un escenario contemplado por muchos analistas.

El Partido Comunista de Venezuela, antiguo aliado del chavismo, ahora en la oposición, ha advertido sobre la posibilidad de un “escenario de violencia” orquestado por el gobierno para justificar una derrota electoral.

Maduro intenta proyectar una imagen de fuerza y estabilidad, pero su campaña está marcada por contradicciones y tácticas desesperadas. Mientras reprime a activistas y cierra medios, intenta presentarse como un defensor de la democracia. Este doble discurso no pasa desapercibido para una población cada vez más crítica y desencantada.

La campaña oficialista, plagada de inconsistencias y manipulaciones, parece incapaz de detener el desangre de votos. Sin reformas genuinas y un compromiso real con la transparencia, el chavismo se enfrenta a un futuro incierto y a una posible derrota electoral.

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