La cubana Sulema León Tamayo, madre de tres niños menores de edad, asegura que vive bajo amenaza de ser desalojada del inmueble en el que se encuentra por orden de las propias autoridades.

Según trasciende, decisores le indicaron que ocupara el lugar hasta que pudieran encontrar una vivienda para ella y sus pequeños.

Sin embargo, la cubana de apenas 24 años, ahora podría ser sacada del lugar en contra de su voluntad.

A través del perfil de Facebook Cubano Libre compartieron la denuncia de esta cubana residente en el municipio de Guisa, en Granma.

"El compañero Alcibiades [Martínez, director de la Dirección Municipal de la Vivienda en Guisa] me quiere desalojar con la Policía y ponerme con los tres niños en la calle. Él es responsable de que esto pase", explicó al medio independiente Diario de Cuba León Tamayo, madre de niños varones de ocho, cuatro y un año, respectivamente.

"Estoy aquí desde hace ocho meses porque me dejaron la casa en custodia al ver mi necesidad de vivienda, pero a los cuatro meses empezaron con las amenazas de desalojo y este martes vino un técnico de la Vivienda a hacerme un expediente de 'ocupante ilegal'. Yo me negué a firmar esos papeles", agregó.

"No es justo que hagan eso conmigo, que tengo tres hijos y no tengo para donde ir, yo soy ama de casa y no trabajo. Ellos [los de Vivienda] me dicen que ya la casa tiene dueño, que deben entregarla, pero yo eso no me lo creo, porque ellos lo que hacen es darles estas casas a personas sin necesidad que luego las venden", explicó.

La cubana alertó que no está dispuesta a abandonar el sitio. "Yo no pienso salir bajo ninguna circunstancia y voy a grabar todo si vienen y subirlo a las redes. Haré todo lo que tenga que hacer, pero no voy a salir".

De acuerdo con el reporte, la joven fue citada por el intendente del municipio Guisa para hablar sobre la vivienda en la que se encuentra junto a los tres menores.

Hace pocas semanas, en mayo, fue desalojada por el régimen la cubana Zujeily Fabá Reyes, de 30 años y madre de dos hijas menores de edad.

Sin lugar para vivir, decidió ocupar una casa vacía en el reparto Escambray, en la ciudad de Santa Clara. Rompió el marco de la puerta y entró. Abrió los balcones y las ventanas porque quería que los vecinos supieran que ella estaba allí.

“Mi intención era llamar la atención para ver si así alguien nos ayudaba”, dijo. “No tocamos nada, solo quería que mis hijas tuvieran donde pasar la noche. La casa es de una familia que vive hace más de 15 años en España. Una amistad se encarga de pagarles el teléfono y la electricidad todos los meses”, enfatizó.

Poco tiempo pasó antes de que llegara al lugar la policía. “Les dije que para eso tenían que venir con un funcionario del Gobierno que se encargara de mi caso”.

La mejor no imaginó que la iban a desalojar. Puso varios muebles detrás de la puerta y se quedó allí con sus hijas.

“La gente que me estaba escribiendo me decía: no tengas miedo que no va a pasar nada, la policía no se va a meter en eso, ellos lo que intentan es asustarte para que salgas por tu propia voluntad”.

Pero para su sorpresa, escuchó a uno de los policías decir que trajeran una mandarria. “Ella va a salir por las buenas o por las malas”.

“Había casi doce personas entre agentes de la Policía, de la Seguridad del Estado y los Boinas Negras. Todo fue muy rápido, rompieron la puerta y se lanzaron hacia mí, no intentaron convencerme de nada, me cogieron por el brazo, me golpearon por la nuca y me tiraron al piso”.

“Me dieron un golpe en la mano para inmovilizarme y ponerme las esposas para que no hiciera resistencia. Unos fueron para arriba de mí y otros para arriba de mi niña que estaba grabando, por eso el video es tan corto”, relató.

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