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'Lo que el agua no se llevó' ... crónica del periodista Boris Luis Cabrera tras el huracán Melissa

Redacción de CubitaNOW ~ jueves 30 de octubre de 2025

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El huracán Melissa arrasó con pueblos enteros, arrancó techos, derribó árboles, inundó hogares y dejó tras de sí un país empapado de lodo y silencio. Pero entre los escombros, en medio de la devastación, quedó algo que ni el viento ni el agua pudieron llevarse: la dignidad. Ese es el eje sobre el que gira la conmovedora crónica del periodista deportivo Boris Luis Cabrera Acosta, titulada “Lo que el agua no se llevó”, un texto que se ha vuelto viral por la fuerza de sus imágenes y la hondura de su mensaje.

Cabrera, conocido por narrar con pasión las emociones del béisbol cubano, cambia en esta ocasión el estadio por las calles anegadas y los gritos de victoria por el silencio del desastre. Su pluma, sin embargo, mantiene la misma sensibilidad con la que suele describir un jonrón decisivo o una jugada perfecta. Aquí no hay héroes deportivos, sino hombres y mujeres comunes que pelean, una vez más, contra la adversidad.

La escena central de la crónica es un símbolo: un hombre camina con el agua hasta la cintura, abrazando un televisor muerto. No lo suelta, lo sostiene con una mezcla de ternura y obstinación, como quien se niega a despedirse de un ser querido. Ese aparato inservible representa mucho más que un objeto: es la memoria de tardes familiares, de risas compartidas, de noches de apagón vencidas por la ilusión de una pantalla encendida.

En su gesto se resume el drama del cubano que, aun en la pérdida, se aferra a lo poco que tiene, porque en Cuba cada cosa cuesta años de esfuerzo y esperanza.

Boris Luis Cabrera logra transformar una imagen cotidiana en un testimonio universal. Su texto no solo describe la catástrofe, sino que retrata el alma de un país golpeado que sigue de pie. En sus palabras hay dolor, pero también ternura; hay luto, pero también resistencia. “La vida, aunque herida y mojada, sigue siendo lo más valioso que flota entre las aguas”, escribe, y en esa frase se condensa la esencia de todo el relato.

Más allá del periodismo deportivo, “Lo que el agua no se llevó” no habla solo del huracán Melissa, sino de todos los huracanes —reales y simbólicos— que atraviesan la vida de los cubanos. Y nos recuerda que, cuando todo parece perdido, aún queda lo más importante: ¡el valor de seguir respirando!




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