Limay Blanco respondió a quienes lo llamaron “injusto”
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 22 de diciembre de 2025
El humorista y filántropo cubano Limay Blanco reaccionó en redes sociales a un comentario que lo tildaba de “injusto”, una palabra que —según dijo— le golpeó de lleno. En un video compartido en sus plataformas, el también líder del ministerio cristiano Cristo Cambia Vidas explicó que bloqueó a un perfil falso que lo atacó y aprovechó para abrirse, con franqueza, sobre el costo personal que le ha significado sostener su obra solidaria.
“‘Injusto’… sí, yo soy injusto de verdad, ¿sabes con quién? conmigo y con mi familia”, expresó, asegurando que muchas veces ha dedicado más tiempo a ayudar a otros que a su propio hogar. En ese mismo tono, contó que recientemente publicó el caso de un niño que necesita vivienda y se mostró preocupado por la lenta respuesta inicial: “Hasta ahora nada más hay cinco dólares, pero en el nombre de Jesús ese niñito va a tener su casita”.
El comediante explicó que recibe decenas —incluso más de un centenar— de solicitudes similares, especialmente de madres con niños en condiciones precarias, y admitió que ese volumen de necesidades lo sobrepasa. A eso se sumó su agotamiento físico: comentó que, desde temprano, ya estaba preparándose para actividades del ministerio, pero el mensaje lo descolocó: leyó “injusto” y, molesto, bloqueó.
En otro momento del video, hizo un contraste que se volvió viral: mostró el estado del techo de su cocina y lanzó la frase “en casa del herrero, cuchillo de palo”. Con eso intentó ilustrar lo que considera la verdadera injusticia: descuidar su propia casa mientras dedica energía a resolver problemas ajenos.
Limay también confesó que a veces siente deseos de parar. Dijo que la vivienda del niño —si logra completarse— sería la número 50 entregada por su ministerio, y dejó caer una idea fuerte: podría ser la última. “Es muy posible que esa sea la última… dedicarme al comedor, a la iglesia, a mi trabajo, a mi casa y a mi familia”, señaló, agotado por las críticas que, según contó, suelen aparecer incluso después de entregar ayuda.
En ese punto fue más directo: aseguró que le ha ocurrido “muchas veces” que, tras apoyar a una familia, algunos terminan quejándose del resultado “como si fuera mi deber entregarte una casa”. Al cerrar, recordó un sorteo para entregar una silla de ruedas eléctrica y pidió colaboración para completar la compra de la vivienda del niño: “Si puedes donar un dólar, ayúdame… y terminar con el tema de la casa”.
La publicación desató una oleada de apoyo en Facebook e Instagram. Muchos usuarios le recordaron que ayudar es un acto voluntario, no una obligación, y otros le aconsejaron proteger su familia y su salud emocional. También hubo mensajes con tono espiritual y de resistencia, insistiendo en que la crítica suele caer sobre quien más hace.
El episodio volvió a poner en primer plano una tensión constante alrededor de su labor: la enorme demanda social, la precariedad del país y el desgaste humano que implica intentar sostener, desde la fe y la solidaridad, lo que las instituciones no logran resolver.