Ariana Mederos, una joven de 22 años, es la primera estudiante abiertamente trans de la Facultad de Ciencias Médicas de Matanzas.

En una entrevista para la emisora local Radio 26, Ari (como todos la conocen) contó que le gustaría especializarse en Endocrinología una vez que se gradúe.

Actualmente cursa el segundo año de la carrera, hace prácticas en el Hospital Clínico-Quirúrgico Comandante Faustino Pérez, en la provincia de Matanzas, y agradece a todos los que le han apoyado en su decisión.

"Gracias a mis profesores que siempre están a mi lado y desde el minuto 0 estuvieron presentes, haciendo lo posible para que este sueño fuera real, al claustro directivo de la carrera que en todo momento me dio el SI y estuvieron bien preocupados por mi bienestar…, estoy muy contenta y emocionada la verdad, pues estos ligeros pasos son significativos para mí", cuenta.

También agradece a su novio, quien "en todo momento ha estado presente y me apoya desde que decidí empezar este sueño…, gracias a mi familia, pues sé que en algún momento lo entenderán… y a los amigos que me han tocado, los mejores del mundo mundial".

Otras historias de personas trans en Cuba han sido contadas en los últimos tiempos por la prensa en medio del debate por el nuevo Código de las Familias en Cuba.

Recientemente Denis Alex, de 24 años, y estudiante de segundo año de la carrera de Bioanálisis Clínico, conversó con "El Código sí suena", una iniciativa ciudadana en la que 51 personas, dentro y fuera de Cuba, se proponen ofrecer una lectura de la nueva ley.

Denis, quien trabaja como técnico en Anatomía Patológica en el Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas "Victoria de Girón", en La Habana, padece el Síndrome de Moebius, una enfermedad congénita caracterizada fundamentalmente por parálisis facial no progresiva y la alteración de la abducción ocular de uno o ambos ojos. En su caso, se manifiesta con trastorno del lenguaje y parálisis facial bilateral.

Según cuenta, desde pequeño sabía que no se identificaba con ser mujer y para no causarle dolor a su familia prefirió seguir acogiéndome al rol que debía cumplir ante los ojos de la sociedad.

"Mi día a día era una lucha interna conmigo mismo. Además de las burlas y las miradas indiscretas de algunos por mi forma de hablar o por la "rareza" de mi cara, tenía que enfrentarme también a un cuerpo con el que no me sentía identificado", cuenta.

"A los 18 años decidí decirle a mi madre que era lesbiana (única vía que encontré para justificar ante mi familia y la sociedad mi gusto por las mujeres), pero todo ese tiempo lo pasé investigando para entender qué era lo que realmente me ocurría y entonces encontré el término transexual y mi vida cobró sentido", agrega.

El joven explica que cuando decidió a contarle a su familia y amigos lo que pasaba, fue un proceso complejo.

En su testimonio cuestionó "la falta de testosterona en el país desde mayo pasado", lo cual complejiza continuar con el proceso hormonal para lograr el grado de masculinidad que desea.

"La ausencia total de productos para trans masculinos en Cuba, la demora en las operaciones de reasignación de sexo y la odisea con el tema del cambio de nombre y sexo en el carnet de identidad, golpean mucho", asegura.

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