La Habana: una ciudad que se descompone entre basura y abandono
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 20 de octubre de 2025

La Habana vive una de las peores crisis de salubridad de los últimos años. Pese a los anuncios oficiales sobre una supuesta “ofensiva” para mejorar los servicios básicos, la realidad cotidiana de los habaneros muestra una capital colapsada por los basureros, los malos olores y la insalubridad.
En casi todos los municipios se acumulan montañas de desechos que no son recogidos por días, e incluso semanas. Calles, esquinas y solares se han convertido en vertederos improvisados, donde pululan ratas, moscas y otros vectores que amenazan la salud pública.
Aunque las autoridades aseguran haber recogido más de 260 mil metros cúbicos de basura en pocas semanas, los datos oficiales no se reflejan en la vida real. En barrios como Centro Habana, Marianao o Habana del Este, la situación continúa siendo deplorable. Los contenedores desbordados son parte del paisaje urbano, y los malos olores impregnan las calles, afectando especialmente a niños y ancianos.
El deterioro también alcanza los servicios de agua y electricidad. En municipios como Regla y Guanabacoa, los ciclos de abasto superan los diez días, obligando a las familias a almacenar agua en condiciones poco higiénicas, lo que agrava los riesgos sanitarios. A esto se suman los apagones constantes, que impiden el funcionamiento de bombas y sistemas de refrigeración, deteriorando aún más las condiciones de vida.
Pese a los discursos del presidente Miguel Díaz-Canel y la gobernadora Yanet Hernández, las soluciones reales brillan por su ausencia. El régimen culpa a la falta de recursos y al “bloqueo”, pero los ciudadanos señalan la ineficiencia administrativa, la corrupción y el desvío de combustibles como las verdaderas causas del desastre urbano.
La crisis de los desechos sólidos se ha convertido en un símbolo del colapso estructural de la capital cubana. Mientras las autoridades anuncian planes y operativos de limpieza, la recogida de basura sigue siendo irregular y desorganizada. En muchos casos, los equipos se rompen por falta de mantenimiento, y los trabajadores carecen de combustible o implementos básicos para realizar su labor.
Los habaneros, cansados de promesas incumplidas, denuncian que el Gobierno solo actúa cuando la situación alcanza niveles críticos o cuando se acerca una visita oficial. Mientras tanto, los basureros crecen a la vista de todos, y el riesgo de una crisis sanitaria de mayores proporciones es cada vez más evidente.
Hoy La Habana, otrora considerada una de las ciudades más bellas del Caribe, se hunde entre los escombros, la basura y la desesperanza de sus habitantes. Lo que el régimen llama “una ofensiva por una capital mejor” no es más que un intento de maquillar una realidad que se descompone a ritmo acelerado.