La Cámara de Diputados de Brasil dio luz verde a un polémico proyecto de ley que propone el uso de castración química para personas condenadas por abuso sexual contra menores. Con 267 votos a favor, 85 en contra y 14 abstenciones, la iniciativa contó con el apoyo de sectores de derecha moderada y ultraderecha. El siguiente paso será su discusión en el Senado.

El proyecto, impulsado por el diputado Ricardo Salles, del bloque bolsonarista, plantea la administración de medicamentos que inhiben la libido y reducen la testosterona, principal responsable del deseo sexual en los hombres. Este tratamiento, regulado por el Ministerio de Salud, no incluye procedimientos quirúrgicos.

Otra de las medidas propuestas es la creación de un registro público de condenados por abuso sexual, administrado por el Consejo Nacional de Justicia (CNJ). Este registro incluiría datos personales y fotografías de los condenados.

Defensores del proyecto, como el diputado Ubiratan Sanderson, del Partido Liberal, destacan que la castración química ya se utiliza en países como Estados Unidos y Rusia. Sin embargo, Sanderson añadió que preferiría sanciones más severas, como la pena de muerte para pedófilos.

El ex presidente Jair Bolsonaro, líder de la ultraderecha, celebró la aprobación calificándola de "avance histórico".

Por otro lado, sectores opositores criticaron duramente la medida. La diputada Talíria Petrone, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), sostuvo que la educación sexual en las escuelas sería una estrategia más efectiva para prevenir este tipo de delitos. Petrone calificó el proyecto como una medida "ineficaz" y cuestionó su capacidad para abordar la problemática de fondo.

La propuesta aún debe pasar por el Senado, donde enfrenta posiciones divididas. De ser aprobada, Brasil se sumaría a los países que emplean la castración química como respuesta a delitos sexuales graves. Sin embargo, el debate sobre su efectividad y ética persiste.

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