Según relata el periodista y corresponsal de Tele Pinar, Lázaro Boza, los hechos ocurrieron en el poblado costero de Arroyo de Mantua en la provincia de Pinar del Río. Resulta que el vecino de este poblado Lázaro Iglesias Valdés decidió bajar a un pozo con 25 metros de profundidad para limpiar el mismo.

Después que descendió hasta el fondo del pozo, la falta de oxígeno provocó a Iglesias desorientación y pérdida de la consciencia. Según la nota publicadas en el perfil de Facebook de Boza, sus compañeros en la boca del pozo se percataron de la situación y decidieron llamar a los servicios médicos locales.

Estos poco pudieron hacer sin medios ni entrenamiento para rescatar a Lázaro que sufría la creciente ausencia de oxígeno y la hipotermia. Fue ahí cuando acudieron a llamar a los conocidos como guardafronteras para intentar socorrer a Lázaro.

Entre ellos estaba el joven, Abel Martínez Fiallo, del grupo de destino especial. Al percatarse del desenlace fatal que esperaba a Lázaro si permanecía 5 minutos más en el fondo del pozo, Fiallo tomó la decisión de bajar y rescatarlo.

Abel descendió atado de una acuerda por la estrecha cavidad hasta el fondo, luchando contra la ausencia de oxígeno, lo ató y dio la señal para que fueran extraídos. A Lázaro lo trasladaron de inmediato a la posta médica de esa localidad.

En dicho centro de salud el doctor Arian Arturo Izquierdo y su equipo de trabajo le aplicaron los primeros auxilios y estabilizaron sus signos vitales. También fue sometido a exámenes de rigor el joven Martínez Fiallo.

Una hora después, consciente y estable, el accidentado arribó al Policlínico Principal de Urgencias de Mantua donde se recupera de este altercado que, afortunadamente terminó bien, gracias al valor, la alta preparación física y psicológica, la decisión del joven guardafronteras.

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