El dramaturgo cubano Yunior García Aguilera ha dedicado unas palabras a Humberto López tras los hechos protagonizados por el vocero del régimen este sábado.

López fue filmado cuando salía de la casa de su presunta amante, por una opositora cubana. Pero la cámara captó más pues, el hombre intentó evitar la filmación agrediendo a la mujer que lo filmaba.

Por su parte, Yunior García, es uno de los intelectuales cubanos que participó en la protesta frente al Ministerio de Cultura ocurrida el 27 de noviembre de 2020, el joven como otros que estuvieron en ese sitio, ha sido víctima de campañas difamatorias y de amenazas en las habituales apariciones de Humberto López en el noticiero de la televisión cubana.

García Aguilera vio, como miles de cubanos, las imágenes que dejaron muy mal plantado a López, y le ha dejado una especie de premonición sobre su futuro:

No me gustan los ataques a la vida privada de las personas. La vida pública de HL es ya suficientemente despreciable. Él ha sido usado por el poder para redirigir el rechazo de la gente hacia su persona. Y, consciente de ello o no, se ha destacado en su rol de imán de odios.

HL es el Joffrey de nuestro Juego de Tronos, el Otto Meruelo contemporáneo, la peor metida de pata de la prensa oficialista. Y ha sido excesivamente recompensado y premiado por ganarse nuestra antipatía.

Su vida privada me importa un comino. Pero su violencia contra una mujer en plena calle no tiene excusas. HL se comportó como un culpable, un machista abusivo (valga la redundancia).

Hoy se ha "quemado" el imán de odios del poder. ¿Seguirán el manual y buscarán al próximo Humbertico o se empeñarán en hundir su credibilidad hasta el fondo? ¿Qué harán los guionistas de la pésima telenovela que ha protagonizado este actorcillo trepador? ¿Con qué cara lo pondrán a decir: "no se desesperen, tengo más, claro que sí", como si fuera un vendedor de mortadella?

HL ha entrado en modo: cohete chino sin control. Su estrepitosa caída está asegurada, aunque todavía no sepamos cómo ni cuándo.

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