Una joven cubana que había emigrado a Estados Unidos bajo el programa de parole humanitario anunció públicamente en TikTok su regreso definitivo a Cuba. En un video compartido en su cuenta @yami_cubanita2, la joven expresó con tristeza: “El parole se terminó y no me queda nada más que hacer aquí en EE. UU.”, dejando claro que no tiene permiso de trabajo ni opciones legales para mantenerse en el país.

“Saqué el pasaje para Cuba, me voy definitivo. Es mi último día de trabajo”, añadió, evidenciando la difícil realidad que enfrentan miles de migrantes cubanos tras la paralización temporal del programa que les permitía residir legalmente.

Este testimonio se ha convertido en un reflejo palpable del drama migratorio cubano, con cientos de usuarios comentando y compartiendo sus opiniones. Mientras algunos le aconsejaban que no se rinda y que aún podría haber esperanzas, otros advertían sobre la dificultad de regresar una vez que se va. Sin embargo, la joven parece decidida, diciendo: “Veremos cómo me va en Cuba. Yo lo hacía ya, espero que mis clientas de hace años vuelvan a mí.” Su despedida no solo muestra frustración y resignación, sino también una esperanza tenue de reencontrarse con su vida en la Isla.

El parole humanitario permitía a cubanos entrar temporalmente a EE.UU. por razones humanitarias, otorgándoles permiso para trabajar y residir mientras permaneciera vigente. Su suspensión ha dejado a muchos sin documentos legales ni empleo, atrapados en una incertidumbre profunda. Esta situación ha puesto en evidencia las limitadas opciones legales que tienen ahora muchos migrantes cubanos en Estados Unidos.

Entre las pocas alternativas que les quedan está la espera para acogerse a la Ley de Ajuste Cubano, que permite obtener residencia permanente tras un año y un día en el país, pero que implica un proceso complejo y no inmediato.

Muchos, sin embargo, no pueden sostenerse económicamente mientras esperan, y el golpe emocional es fuerte: deben despedirse de sueños y planes, y enfrentar la difícil decisión de regresar a Cuba, donde el futuro también es incierto.

El regreso implica para muchos una mezcla de “frustración, necesidad y esperanza”, como reflejó la joven en su video. Dejar atrás una vida construida en Estados Unidos, aunque temporal, y volver a un entorno diferente y con retos propios genera un impacto emocional profundo. Su testimonio se ha convertido en un símbolo de la realidad que viven miles de cubanos, atrapados entre dos mundos y sin un camino claro hacia un futuro seguro.

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