El humorista cubano Limay Blanco ha pedido paz para él y su familia asegurando que su casa no es una oficina de atención al cliente.

Según explica, desde que comenzó su labor humanitaria en favor de los más necesitados no descansa, y muchas personas llegan hasta su vivienda exigiendo ayuda que no está en sus manos.

“¿Me podrías ayudar a redactar un letrero para ponerlo en la puerta de mi casa?”, preguntó la víspera el comediante a sus seguidores.

“Ya no dejan dormir a los vecinos gritando Limayyyy o dando con golpes en la puerta o madres con niños que están debajo de ese sol esperando a que Limay las atienda y no sé qué hacer”, explicó.

Según refiere, a veces las personas no entienden que él no tiene solución para los problemas y carencias de todos los cubanos y se van del lugar indignadas.

“Se molestan cuando mi familia les explica que Limay está durmiendo, que se acostó hace una hora por que estuvo toda la madrugada despierto: ‘no importa, despiértalo, él tiene que atenderme’ y tratan mal a mi familia”, relató Blanco.

El artista cubano ha enfrentado momentos muy difíciles desde que empezó a ayudar a los cubanos. Hace pocos días, aseguró que una señora lo maltrató en las calles de La Habana inconforme con su labor.

“No tengo que estar aguantando pesadeces”, dijo el artista. "Yo trabajo así y si no te gusta cómo trabajo, bloquéame”, apuntó Blanco.

“Yo soy comediante. Hice un ministerio de ayuda de corazón, pero no tienes que exigírmelo. Yo no quiero engañar a nadie. El visto mío es de no puedo”, apuntó.

Blanco ha pedido apoyo a otros artistas para extender su trabajo, sin embargo, no lo ha conseguido. “Si ustedes me apoyaran, no hubiera entregado 19 casas, quizás ya hubiera entregado 100", señaló.

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