El periodista José Luis Tan nos acerca hoy a un escenario triste y también alarmante. En la sala de Medicina del Hospital Provincial de Camagüey, específicamente en la cama 12, permaneció durante horas el cuerpo sin vida de un anciano que falleció de tuberculosis, sin haber recibido la atención médica mínima.

Este hombre, según testigos, fue trasladado desde el hogar de ancianos de Sola y abandonado a su suerte. Estuvo días sin recibir sueros, sin alimentos y sin cuidados médicos. “Tirado como un perro”, fueron las palabras desgarradoras de quienes presenciaron su estado en sus últimas horas. Y lo más escalofriante: su cuerpo permaneció expuesto en la sala, a la vista de otros pacientes, sin que nadie del hospital diera respuesta inmediata.

¿Cómo es posible que en un país que por décadas se ha vanagloriado de tener uno de los mejores sistemas de salud del mundo, suceda algo así?

Los comentarios de los ciudadanos en redes sociales expresan frustración, indignación y dolor. Muchos responsabilizan no solo al personal médico, sino también a la dirección del hospital y a un sistema que ha dejado de funcionar. Otros señalan la falta de humanidad que se respira en la sociedad cubana actual, donde el miedo, la escasez y la desesperanza han deshumanizado incluso al prójimo.

Este hecho no puede quedar como una estadística más ni como un rumor silenciado. No se trata de política, se trata de humanidad. El abandono institucional es tan grave como el olvido social. Este hombre murió solo, pero su historia debe servir como grito de alerta.

No es suficiente con saber quién tomó la foto. Lo urgente es actuar, exigir responsabilidades, y sobre todo, no permitir que la muerte de otro ser humano pase desapercibida.

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