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Hermana de cubano reclutado por Rusia y capturado en Ucrania exige su repatriación a la isla

Redacción de CubitaNOW ~ martes 23 de septiembre de 2025

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El caso de Ernesto Míchel Pérez Alvelaes, un cubano capturado por las fuerzas armadas de Ucrania mientras combatía bajo órdenes del ejército ruso, refleja el drama humano detrás del creciente número de compatriotas involucrados en una guerra que no es la suya.

Su hermana, Yailin Jiménez Alvelaes, vive con angustia. “No sabemos si está vivo, no tenemos información. Solo pedimos que nos permitan hablar unos minutos con él para saber que se encuentra bien”, declaró entre lágrimas. Su principal demanda es que lo deporten a Cuba, aunque las posibilidades son escasas.

Pérez Alvelaes asegura haber sido engañado. Viajó a Rusia hace seis meses con la promesa de un contrato laboral en la construcción, pero en agosto fue presionado para integrarse a una brigada militar con la oferta de una elevada suma de dinero. “Me lanzaron como carne de cañón en una guerra que no era mía”, confesó en un video divulgado por la Asamblea de la Resistencia Cubana.

El caso no es aislado. La inteligencia ucraniana estima que alrededor de 20,000 cubanos han sido reclutados por Rusia, de los cuales entre 5,000 y 7,000 ya combaten en el frente. Hasta ahora se ha identificado a más de un millar, entre ellos Turcas Yusbel González, Frank Darío Yarosse y el propio Pérez Alvelaes, hoy prisioneros de guerra.

Las familias de estos jóvenes viven un calvario. Temen no volver a verlos o que enfrenten duras condenas en Ucrania. Orlando Gutiérrez Boronat, coordinador de la Asamblea de la Resistencia Cubana, advirtió que la liberación de los prisioneros resulta extremadamente complicada: “Han cometido crímenes en suelo ucraniano y eso dificulta cualquier posibilidad de deportación”.

Aunque el Gobierno cubano ha negado cualquier implicación en el reclutamiento, Ucrania sostiene lo contrario. Según fuentes de inteligencia, oficiales rusos y cubanos han trabajado conjuntamente para captar a jóvenes en la isla, aprovechando la desesperación económica y la falta de oportunidades. La versión oficial de La Habana, que asegura ser víctima de “redes de tráfico de personas”, choca con las evidencias presentadas por Kiev.

El fenómeno desnuda la fragilidad social de Cuba: miles de hombres jóvenes aceptan arriesgar sus vidas en un conflicto extranjero por promesas de dinero que jamás encontrarían en la isla. Para muchos, enrolarse es visto como la única vía de escape a la pobreza, aunque el costo sea convertirse en carne de cañón de la maquinaria bélica rusa.

Mientras tanto, las familias cubanas siguen pidiendo respuestas. Algunas claman por la repatriación, otras solo buscan información mínima sobre el paradero de sus seres queridos. La incertidumbre y el silencio oficial aumentan la desesperación.

El caso de Ernesto Míchel Pérez Alvelaes se ha convertido en un símbolo de la tragedia que enfrentan muchos cubanos atrapados en una guerra ajena, donde la política internacional y el reclutamiento clandestino pesan más que la vida de los individuos.

Hasta ahora no se conoce cuál será la condena de los prisioneros, ni si podrían enfrentar la pena máxima en Ucrania. Lo cierto es que, lejos de la promesa de trabajo y futuro que les ofrecieron, la realidad para estos jóvenes es la prisión, la humillación y la incertidumbre de si algún día podrán regresar con vida a sus familias.


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