Habana atrapada en la basura pese a las promesas de los dirigentes
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 22 de diciembre de 2025
La crisis de la basura en La Habana vuelve a quedar expuesta tras las recientes declaraciones de Inés María Chapman, vice primera ministra de Cuba, quien reconoció que en la capital persisten “muchos problemas organizativos y de planificación” para garantizar la recogida de desechos.
Sus palabras coinciden con otro llamado público del primer ministro Manuel Marrero, quien reiteró la necesidad de que La Habana sea “más bonita, más limpia”. Sin embargo, los habaneros sienten que, semana tras semana, nada cambia realmente.
Según Chapman, las deficiencias no se deben únicamente a la falta de equipos, sino también a fallas en la estructura administrativa encargada de la higiene comunal. Habló de retrasos, descoordinación entre entidades, falta de supervisión efectiva y problemas en la planificación de rutas y horarios.
Aun así, los ciudadanos no encuentran en esas explicaciones un alivio para la situación diaria que enfrentan: calles saturadas de desperdicios, microvertederos en cada esquina y un olor permanente que afecta la salud y la convivencia.
Marrero insistió nuevamente en la responsabilidad compartida entre instituciones y población. Aunque llamó a la disciplina social, es evidente que el mayor peso recae en un sistema incapaz de sostener un servicio básico como la recogida de basura. Muchos vecinos reclaman que no basta con discursos ni exhortaciones; necesitan soluciones visibles: camiones funcionando, basureros disponibles, personal suficiente y una estructura que opere sin improvisaciones.
Lo que más molesta a los habaneros es la repetición del mismo discurso: autoridades que reconocen el problema, alertan, exigen, prometen cambios… pero al cabo de unos días, las montañas de basura vuelven a crecer.
En redes sociales abundan los videos y fotos de barrios enteros donde los desechos llevan semanas sin retirarse. La sensación general es que la capital está atrapada en un deterioro que avanza más rápido que cualquier esfuerzo oficial.
La acumulación de basura no solo afecta la imagen de la ciudad; también agrava los riesgos sanitarios. En un contexto donde proliferan vectores como mosquitos y roedores, la falta de higiene urbana se convierte en un problema de salud pública. Pese a ello, las soluciones no llegan.
Mientras las autoridades repiten discursos y llamados, la realidad se mantiene intacta: La Habana sigue sumida en la suciedad, esperando una gestión eficiente que transforme, de una vez, las palabras en resultados.
Fuente: Alberto Arego