La tragedia vuelve a golpear a una familia cubana a causa del Servicio Militar Obligatorio, esa imposición del régimen que cada año se cobra vidas de jóvenes que apenas comienzan a vivir.

A solo dos días de la muerte de Antonio Alejandro Ressi, otro muchacho, identificado como Lázaro Daniel Monteros, perdió la vida en la unidad militar de El Morro, en La Habana, bajo circunstancias todavía sin esclarecer.

Lázaro Daniel, quien acababa de cumplir 19 años, murió dentro de la instalación castrense en medio de un manto de confusión y versiones contradictorias.

Según denunció en su perfil de Facebook el activista Alfredo González, se manejan tres versiones distintas sobre su muerte, incluyendo un presunto impacto en la cabeza, aunque hasta el momento no se ha explicado de qué manera ocurrió ni qué lo provocó.

Su familia, sumida en la angustia, aún no ha recibido una explicación clara y transparente de las autoridades militares.

El joven, con toda una vida por delante, se convierte en la nueva víctima de un sistema que obliga a los adolescentes a cumplir con una misión que ni eligieron ni desean, truncando sus sueños y dejando un vacío imposible de llenar en sus seres queridos.

La denuncia de Alfredo González tiene un peso especial. Él mismo es padre de un joven que también perdió la vida durante el Servicio Militar y desde entonces se ha convertido en una de las voces más firmes que da a conocer, uno a uno, los fallecimientos de muchachos que, en lugar de estar construyendo su futuro, terminan engrosando la lista de tragedias en los cuarteles del régimen.

En lo que va de 2025, ya son varios los jóvenes muertos durante el Servicio Militar, un conteo que crece con cada denuncia y que confirma lo que muchos califican como una práctica inhumana. Madres y padres cubanos, en medio del dolor, se preguntan por qué sus hijos deben arriesgar la vida en condiciones precarias, sin garantías de seguridad, y bajo un sistema que ni siquiera les ofrece respuestas cuando ocurren tragedias.

La noticia de la muerte de Lázaro Daniel Monteros no solo enluta a Ciego de Ávila, su tierra natal, sino que reaviva el clamor de “¡Justicia!” que familiares y activistas repiten ante cada joven caído. “Descansa en paz, campeón”, escribió González en su publicación, un mensaje de despedida que refleja tanto el dolor como la indignación de un pueblo que ve a sus hijos perder la vida en nombre de una imposición militar que muchos consideran una condena de muerte adelantada.

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