Gigantesco incendio en Minas de Matahambre pone en jaque a Pinar del Río
Redacción de CubitaNOW ~ domingo 27 de abril de 2025

Un incendio de grandes proporciones consumió más de 3,240 hectáreas de bosque en Pinar del Río, en la zona de Arenales, municipio de Minas de Matahambre, sumándose a la larga lista de tragedias que golpean a Cuba en medio de la peor crisis social y económica de las últimas décadas.
El fuego, iniciado el pasado 18 de abril de 2025, arrasó áreas pertenecientes a los municipios de Minas de Matahambre y San Juan y Martínez. Entre las zonas devastadas están la Loma La Capitana, San Carlos, Caliente, Sumidero, el Viaducto y los alrededores del río Lampusa, afectando terrenos valiosos para la producción agroforestal de la provincia. Según cifras oficiales, 1,740 hectáreas dañadas corresponden a San Juan y Martínez y 1,500 a Minas de Matahambre.
Mientras los medios oficiales, como el reportero Lázaro Manuel Alonso —conocido en la isla como “el vocero de las malas noticias”—, intentan mostrar la respuesta gubernamental como rápida y eficiente, la realidad en el terreno es otra. La población ha quedado desprotegida, los medios de extinción resultaron escasos y tardíos, y los brigadistas trabajaron en condiciones mínimas, sin los recursos adecuados para enfrentar semejante desastre.
Se activaron camiones cisternas, teléfonos satelitales y helicópteros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, que vertieron casi 30,000 litros de agua, pero la respuesta llegó tarde, cuando el daño ya era irreversible. El Consejo de Defensa Municipal de Minas de Matahambre fue activado solo tras la amenaza de que las llamas alcanzaran viviendas en el poblado de Caliente, dejando clara una vez más que la prioridad del régimen no es el bienestar de los ecosistemas, ni de los ciudadanos comunes, sino evitar daños que empañen aún más su deteriorada imagen.
Este incendio se suma a la preocupante frecuencia de desastres forestales en Cuba, que en los últimos años ha visto incrementarse los fuegos debido al abandono de los campos, la falta de mantenimiento de cortafuegos y la desinversión crónica en los sistemas de prevención y respuesta. Todo esto en un país donde el pueblo sufre hambre, apagones, escasez de medicamentos y represión política, y donde cada tragedia natural o humana es manipulada mediáticamente para aparentar control y eficiencia.
Aunque oficialmente se declaró que el incendio está “bajo control”, continúan las labores para sofocar pequeños focos activos. La pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo seguirá Cuba pagando con su tierra, su gente y su futuro el precio de un sistema que ha demostrado ser incapaz de protegerlos?
La isla arde, y no solo por el fuego.