Un nuevo video publicado por Sandro Castro, nieto del dictador Fidel Castro, ha generado un revuelo en redes sociales por su combinación de humor negro, sarcasmo y referencias veladas a la realidad cubana.

En la grabación, que tuvo lugar en su bar “EFE”, Sandro aparece acompañado de dos guardias de seguridad simulando un arresto hasta la entrada del local. Entre bromas y futilidades, uno de los guardias le pide que le pague, a lo que Sandro responde con ironía: “Te voy a pagar en giro, sabes cómo es”, antes de dar una vuelta y gritar “¡me piro!” mientras sale corriendo.

Pero el momento que más llamó la atención de los internautas fue cuando Sandro, de forma sarcástica, llama a uno de los guardias “una MIPIME queso Gouda”. Lejos de ser una simple tontería, usuarios como Maisander Pérez interpretaron el gesto como una crítica sutil a la realidad cubana: “No entendieron? Tocó el tema del queso Gouda, del cual habló un diputado en una asamblea; no recuerdan que dijo que alguna vez el salario de un cubano haya alcanzado para comprar dicho queso. Habló sobre el pago en giro: las vueltas que da cierto Estado para pagar, da vueltas y vueltas y te mareas… Así o más claro?”.

Las reacciones en redes no se hicieron esperar. Algunos calificaron al joven como “un loco sin pastillas”, otros dijeron que tenía un “apagón neuronal”, mientras que varios comentaron la ironía de que su bar estuviera lleno de luces en medio de una ciudad afectada por apagones.

Sin embargo, muchos también destacaron el ingenio detrás del humor de Sandro, señalando que en cada sketch deja referencias veladas a la burocracia, los salarios y las dificultades que enfrenta la población cubana, sin atacar directamente a su familia.

Este episodio refleja un estilo de crítica muy particular: humor fino, sarcástico y con mensajes subliminales, que algunos interpretan como un modo de comentar la realidad política del país mientras mantiene cierta distancia de las controversias familiares.

Para varios internautas, Sandro no solo busca entretener, sino dejar un comentario inteligente y crítico sobre la vida cotidiana en Cuba, que solo se entiende si se “lee entre líneas”.

En definitiva, lo que muchos podrían ver como simples excentricidades de un joven heredero del castrismo, para otros es una muestra de humor con crítica social, encapsulada en un “queso Gouda” y un giro simbólico sobre los pagos estatales.

Para otros, sin embargo, no es más que un despliegue de privilegios y frivolidad.

Entre el ingenio y la polémica, Sandro Castro continúa siendo un personaje que divide opiniones y genera debate sobre los límites del humor y la crítica en Cuba.

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