En Guantánamo, un ladrón fue captado por las cámaras de seguridad de una vivienda mientras robaba una lámpara que iluminaba la entrada. El incidente ocurrió a las 11:00 de la noche y fue publicado en Facebook por Tatiana Delgado Ros, quien usó el video para denunciar el robo y alertar a la comunidad sobre la creciente delincuencia en la zona. En su publicación, Delgado expresó su indignación, resaltando que los delincuentes "roban el esfuerzo y sacrificios de otros"

Este caso no es aislado; incidentes similares han sido reportados en diferentes partes de Cuba. Ese mismo día, una cámara de vigilancia en un bar-cafetería en Santiago de Cuba captó a un hombre robando un teléfono celular de una mesa. Además, en Holguín, tres individuos armados con machetes y cuchillos intentaron robarse una yegua de una vivienda, pero fueron detenidos por los vecinos, quienes capturaron a uno de los ladrones mientras los otros dos lograron escapar​.

La percepción de un aumento en la criminalidad es visible en medio de la crisis económica que atraviesa Cuba, la cual es considerada la peor de su historia según el economista Carmelo Mesa-Lago. Esta crisis ha afectado todas las áreas de la vida, provocando un deterioro del sistema de valores y un incremento en la violencia y los robos, muchos de los cuales han sido denunciados en redes sociales ante la poca efectividad de la policía para controlar la situación.

El Ministerio del Interior de Cuba (MININT) ha respondido a las críticas asegurando que sus agentes detienen a la mayoría de los delincuentes en un plazo de 48 horas. Sin embargo, la realidad en las calles parece contradecir estas afirmaciones, con numerosos actos delictivos captados por cámaras de vigilancia y publicados en redes sociales. Las autoridades también han intentado mejorar su imagen mediante la devolución pública de bienes robados, organizando actos políticos donde se entregan artículos sustraídos a sus legítimos dueños.

En resumen, la creciente ola de delincuencia en Cuba, evidenciada por numerosos videos de robos y la preocupación de los ciudadanos, ha generado un clima de inseguridad y desconfianza en la capacidad de las autoridades para controlar la situación.

La crisis económica y el deterioro del sistema de valores son factores clave que han contribuido a este aumento en la criminalidad. Calles como las de la Habana Vieja, que antes eran tomadas por familias enteras en busca de solaz esparcimiento, áreas del malecón habanero poblado de enamorados que se hacían selfies; el añorado Prado, ahora con un ratero acechando por metro cuadrado son las verdades de la Cuba de hoy. Triste, dura pero realidad.

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