Fiesta en el Capri mientras La Habana está a oscuras; desigualdad que indigna a Cuba
Redacción de CubitaNOW ~ sábado 4 de octubre de 2025

Mientras barrios enteros de La Habana sufrían más de 12 horas de apagón, la piscina del Hotel Capri, en pleno Vedado, se convertía en escenario de una fiesta con música a todo volumen.
La escena, difundida en redes sociales por vecinos indignados, refleja una de las desigualdades más dolorosas que hoy vive Cuba: la protección del turismo frente al abandono de la población.
Un video compartido en el grupo de Facebook El Vedado de hoy muestra la fiesta pasada las 11 de la noche del jueves 2 de octubre. En contraste, las calles aledañas estaban completamente a oscuras. “El derecho al descanso debe ser sagrado y no es justo que el disfrute de 30 o 40 personas sea el malestar de cientos”, escribió una vecina, visiblemente molesta por el ruido insoportable dentro de sus propias paredes.
Los comentarios en redes no tardaron en señalar el contraste: “Alegría para unos pocos, tristeza inmensa para la mayoría”, “Nunca he visto un gobierno que desprecie tanto a su pueblo”, fueron algunas de las frases más compartidas.
La indignación creció cuando muchos recordaron que, desde septiembre, el Ministerio de Turismo ha dejado claro que los apagones no afectarán al sector hotelero, porque los hoteles cuentan con generadores propios y recursos para operar con normalidad. En palabras oficiales, se trata de garantizar “confianza y seguridad” para los visitantes extranjeros, aun cuando la población cubana pierde alimentos, sufre interrupciones en el agua y vive entre apagones interminables.
La situación se agravó la noche del jueves: además del contraste con el Capri, en Centro Habana se registraron protestas espontáneas. Vecinos salieron con cacerolas, gritaron consignas de “¡Libertad!” y encendieron fogatas en plena calle. Incluso se reportó la presencia de menores en los bloqueos, símbolo del hartazgo social que crece en medio de la crisis energética.
El propio ministro de Turismo, Juan Carlos García Granda, reconoció en junio al diario El País que los cortes eléctricos no afectan a los hoteles porque el Estado priorizó fuertes inversiones en generadores para ese sector.
Para muchos cubanos, esa declaración fue la confirmación de que el gobierno prefiere destinar recursos al negocio turístico en lugar de aliviar el sufrimiento cotidiano de su gente.
Lo ocurrido en el Capri no es un hecho aislado, sino un símbolo del presente cubano: mientras una minoría disfruta de luces, música y piscinas encendidas, la mayoría enfrenta noches interminables de oscuridad, sin agua, sin ventiladores, sin descanso y con una creciente sensación de abandono.
La Habana está cansada de apagones, pero la fiesta del Capri encendió algo más fuerte: la indignación de un pueblo que ya no se conforma con resistir en silencio.