Una familia santiaguera atraviesa una pesadilla que nadie imagina vivir: la muerte de una recién nacida en el Hospital Clínico Quirúrgico "Juan Bruno Zayas"; fallecimiento rodeado de contradicciones, falta de información y un silencio institucional que aumenta el sufrimiento. La joven madre, de apenas 18 años, llegó al centro con fiebre sostenida durante varios días, un síntoma que debería haber encendido todas las alarmas médicas para proteger tanto a ella como a su bebé. Sin embargo, según relatan sus familiares, el seguimiento fue escaso y las explicaciones, confusas desde el inicio.

La situación se agravó cuando la madre fue trasladada a preparto y, horas después, los doctores comunicaron que la niña había nacido sin vida. El argumento ofrecido: el cordón umbilical se habría enredado. Pero lo que realmente desató la angustia de la familia fue la negativa rotunda del personal del hospital a permitirles ver el cuerpo de la bebé. No hubo razones claras, ni protocolos visibles, ni sensibilidad humana hacia el dolor de esas personas que acababan de recibir la peor noticia de sus vidas.

El hermetismo del personal médico solo ha servido para sembrar dudas. Un detalle inquietante salió a la luz cuando un profesional de salud, en una conversación informal, mencionó que en días recientes se habían registrado, presuntamente, otros casos similares. Muertes de recién nacidos en circunstancias poco explicadas. Si esto es cierto, la preocupación no solo afecta a esta familia, sino a toda una comunidad que merece saber qué está ocurriendo.

Mientras la madre permanece devastada, los familiares exigen respuestas y transparencia. ¿Se actuó a tiempo ante la fiebre persistente? ¿Se siguieron todos los protocolos durante el trabajo de parto? ¿Por qué se impide ver a la bebé? ¿Hay algo que no quieren mostrar? Son interrogantes que, lejos de recibir respuestas, chocan contra un muro de silencio que resulta tan doloroso como la pérdida misma.

Este hecho no puede quedar en la oscuridad. La dignidad de la madre, el derecho de la familia a conocer la verdad y la responsabilidad del sistema de salud exigen claridad inmediata. Una vida se perdió y la confianza en las instituciones está en juego. Las familias cubanas merecen atención real, trato humano y, sobre todo, la verdad.

Fuente: Yosmany Mayeta Labrada

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