Una familia hispana de Huntington Park, en Los Ángeles, fue sorprendida por un violento operativo de agentes federales de inmigración que irrumpieron con explosivos en su vivienda durante la madrugada del viernes 27 de junio. El hecho, que ha causado indignación en la comunidad, ocurrió mientras Jenny Ramírez dormía junto a sus dos hijos pequeños.

Según relató la propia Ramírez, los agentes no se identificaron ni tocaron la puerta antes de forzar la entrada. En su lugar, detonaron un artefacto para derribar la puerta principal y romper una ventana, causando daños materiales y, sobre todo, un profundo trauma emocional en los menores. “Me tiré al piso con mis hijos. Entró un dron primero, revisando cuarto por cuarto, y luego los agentes entraron abriendo puertas. Nunca me avisaron que venían”, declaró entre lágrimas.

El operativo tenía como objetivo capturar a Jorge Sierra Hernández, pareja de Jenny, quien no se encontraba en la casa al momento del allanamiento. Según se supo más tarde, el hombre era buscado por un incidente vial con agentes de la Patrulla Fronteriza ocurrido días antes en el área de Bell/Maywood. Ramírez aseguró que en ese momento no sabían que se trataba de oficiales, y que un vehículo azul les cerró el paso.

Una cámara de vigilancia registró cómo al menos una docena de agentes con equipo táctico se posicionó frente al domicilio antes de ejecutar el ingreso forzoso. El video fue clave para exponer la magnitud del operativo, que incluyó el uso de drones y armamento largo, a pesar de que no había señales de peligro inmediato en la residencia.

“Rompieron una ventana justo donde dormía mi bebé. Cuando explotó todo, se me tapó el oído del estruendo”, contó Jenny. El uso de la fuerza fue tal que los agentes no se identificaron como oficiales de ICE ni del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) hasta que la mujer salió de la vivienda.

El alcalde de Huntington Park, Arturo Flores, denunció públicamente lo ocurrido. “Esta familia no cometió ningún crimen. Hubo un accidente de tránsito menor, y esta fue la respuesta: explosivos, drones y armas contra una madre y dos niños”, declaró. Flores también hizo un llamado a la transparencia: “Nadie ha explicado si contaban con una orden judicial ni por qué usaron esos métodos”.

Tras ser contactado por su pareja, Jorge Sierra Hernández se entregó voluntariamente ese mismo viernes. Luego de pagar una fianza, regresó a casa con su familia.

Hasta el momento, ni ICE ni el Departamento de Seguridad Nacional han emitido declaraciones oficiales sobre el procedimiento, ni han confirmado si el uso de explosivos estaba autorizado. Mientras tanto, la familia sigue lidiando con las secuelas emocionales del suceso.

“El daño emocional y psicológico que vivieron estos niños es incalculable”, lamentó el alcalde, quien exigió respuestas claras por parte de las autoridades federales ante lo que calificó como un uso desproporcionado de la fuerza.

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