El pasado jueves, lugareños de La Maya, en la oriental provincia de Santiago de Cuba, supieron una triste noticia. Ana América Rodríguez Anaya, una niña de cinco años de edad, había muerto tras una complicación por dengue, en el policlínico Carlos

J. Finlay, único en la localidad.

Ana América quedó sin vida tras haberse contagiado días antes con la enfermedad. “La madre llevó a la niña al policlínico porque tenía fiebre alta, vómitos y diarreas. Allí la diagnosticaron con sospecha de dengue y la ingresaron, pero la mujer la sacó y se la llevó a casa, sin el consentimiento de los médicos”, dijo a CubaNet una fuente cercana al caso que decidió mantenerse en el anonimato.

“Después de unos días, la pequeña empeoró y la mamá la llevó al policlínico otra vez, pero ya era demasiado tarde”, agregó.

“El cuadro que presentó la menor la segunda vez que fue llevada al centro de salud era bastante severo, tenía el abdomen distendido y sangrados por la boca, nariz y oídos, continuaban las fiebres agudas y demás sintomatologías clásicas de un dengue hemorrágico. Las manifestaciones eran muy claras y terminaron en la rápida muerte de la niña”, dijo, por su parte, el doctor y vecino de esta comunidad, Roberto Serrano Delis.

“Esto se debe en gran medida a las deficientes condiciones higiénico-sanitarias en el poblado. Tampoco hay efectividad con la fumigación, debido a que sólo priorizan la casa del afectado y obvian las otras viviendas aledañas, donde las personas también tienen alto riesgo de resultar contagiadas. Incluso ha habido casos donde no fumigan ni siquiera la casa del enfermo, según dicen, debido a la escasez de combustible”, añadió el galeno.

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