La rutina de una calle del barrio Pueblo Nuevo, en Holguín, se alteró este miércoles cuando vecinos descubrieron una bolsa de plástico con lo que parecían ser restos humanos. En minutos, la zona se llenó de curiosos y efectivos policiales, mientras en redes sociales se multiplicaban versiones sobre un posible crimen.

Horas después, el perfil de Facebook Realidades desde Holguín, vinculado a las autoridades, rebajó la tensión: no era una “cabeza humana”, sino un cráneo antiguo. Según esa aclaración, el hallazgo podría relacionarse con prácticas de sincretismo religioso. “Fue un cráneo antiguo en una bolsa de naylon en calle 27, Pueblo Nuevo, el que suscitó, con toda la lógica, la impresión de los transeúntes. Presuntamente utilizado en actividades de sincretismo religioso, que pudieran transgredir la ética y la legalidad si de obtener los restos óseos se trata. Eso es una cosa”.

El mensaje añadió que las autoridades competentes mantienen abierta la investigación, sin ofrecer datos sobre el origen o la antigüedad de los restos, y pidió no difundir contenidos de “dudosa procedencia” que generen alarma o desinformación. La aclaración llegó tras la circulación de imágenes del operativo policial con patrullas y un perímetro acordonado, en un contexto de escasa información oficial en los primeros momentos.

El episodio se suma a una secuencia de hallazgos que han inquietado al oriente del país. En septiembre, en Las Tunas, vecinos del reparto Santo Domingo localizaron restos humanos enterrados en un patio; el principal sospechoso, apodado “Mala Suerte”, acumulaba antecedentes de violencia. Días antes, en Santiago de Cuba, fue encontrada una cabeza humana dentro de un contenedor en el Micro 3 del Centro Urbano Abel Santamaría (El Sala’o), caso sobre el que el MININT confirmó una investigación en curso y prometió capturas “prontamente”.

Aunque la policía holguinera insiste en que el hallazgo de Pueblo Nuevo no corresponde a un crimen, la sucesión de hechos macabros ha reforzado la percepción de inseguridad. Mientras las autoridades piden calma, persiste la duda ciudadana sobre si los silencios iniciales contribuyen a aclarar o, por el contrario, a alimentar la desconfianza.

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