El Plan Nacional de Vivienda vuelve a poner en ridículos los proyectos constructivos del gobierno. De las más de 43 mil viviendas que deberían culminar apenas lograron construir 867, un pírrico 2% que muestra al sector de la construcción en una franca crisis. 

Manuel Marrero, primer ministro de Cuba, reconoció ante los gobernadores provinciales, que con esos datos en la entrega de viviendas en 2021, “empezamos mal”. Para poder mantener un ritmo de entregas que les permita cumplir con lo programado, el gobierno debería construir 3600 casas por mes. Meta difícil de lograr en este año.

Para superar el déficit habitacional de más 800 mil viviendas que requiere el país, el régimen necesitará 100 años. Al paso de 800 mensuales las familias cubanas no tendrán más remedio que adaptarse a los choques generacionales y la tugurización de las viviendas existentes. 

El presidente, Miguel Díaz-Canel, fue enfático en que los gobernadores deben encontrar la manera de hacer cumplir los planes de entrega de vivienda. Una política antigua entre dirigentes cubanos, la de “hacer más con menos”, aunque reconoció que el país se encuentra en "una compleja situación en la producción de cemento" , además del "desabastecimiento de materiales", lo que podría considerarse como atenuante del incumplimiento. 

Miguel Díaz-Canel es un optimista patológico, a pesar de la grave crisis que enfrenta y la negativa gubernamental de permitir la gestión privada abierta en el sector de la construcción, para el mandatario no hay escasez de consignas. Sin soluciones pero con mucho ímpetu recalcó: "Juntos vamos a salir de estos líos"; "Vamos a seguir guapeando y vamos a seguir venciendo"; "Podremos consolidar avances y seguir potenciando el perfeccionamiento de nuestra sociedad".

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