El Parque Lenin, inaugurado en los años dorados del entusiasmo revolucionario cubano, fue concebido como un símbolo del bienestar socialista: un pulmón verde para La Habana, un refugio para las familias obreras, una muestra de que la cultura, el ocio y la naturaleza podían convivir bajo la tutela del Estado.

En su apogeo, ofrecía zoológico, parque de diversiones, tren panorámico, áreas de picnic y senderos floridos. Fue durante décadas un sitio donde los niños reían y los padres descansaban. Aquel parque era una promesa cumplida, al menos por un rato.

Pero el tiempo, la desidia y el descalabro del modelo económico cubano han hecho estragos. Hoy, el Parque Lenín es un espacio devastado, olvidado y ajeno al propósito que alguna vez lo vio nacer. Lo que fueron juegos infantiles ahora son estructuras oxidadas, inservibles y peligrosas. Las fuentes han dejado de brotar agua y solo emanan polvo y abandono. Los bancos están quebrados, cubiertos de maleza y soledad. Las rutas antes transitadas por bicicletas y trenes se han vuelto veredas de escombros, arena y ramas secas.

"La imagen actual del Parque Lenin no solo hiere por su aspecto físico, sino por lo que representa: el fracaso palpable de un proyecto de nación que prometía felicidad, pero que terminó por destruir incluso la alegría más básica: la del juego, el paseo y la familia" , pensar de usuarios que de antaño visitaban el parque.

El silencio que hoy reina entre sus árboles es sepulcral, un eco del entusiasmo que alguna vez lo habitó.

No quedan animales, ni payasos, ni meriendas para los niños. Solo ruinas, herrumbre y desolación. El parque no es un caso aislado, sino una muestra del abandono sistemático de los espacios públicos en Cuba. Ya no se trata solo de la economía o de la política: se trata de la pérdida emocional de los lugares que forjaban comunidad.

"El Parque Lenin de hoy es un espejo roto donde se reflejan las esperanzas rotas del pueblo cubano" , es una opinión popular

Un símbolo arruinado que clama por memoria, justicia y rescate. Quienes alguna vez lo visitaron con ilusión solo pueden compartir fotos antiguas y cuentos nostálgicos, como un museo de recuerdos de lo que Cuba fue, y de lo que tristemente ha dejado de ser.

Fuente: La Tijera

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