“Soy licenciado en Física y Matemática, y fui profesor durante muchos años. También soy cantante y compositor, porque la música siempre fue mi hobbie. Por haber sido demasiado modesto en la vida es que no estoy en una mejor posición.

"Hace apenas un mes que estoy rellenando fosforeras. Me busco poco en el día, la verdad. Anota mi número por si necesitas un cantante, aunque en este momento no tengo celular porque me lo robaron.”

Ese es el testimonio de Juan Bautista, un hombre que camina por el Vedado llevando a cuestas la historia de miles. Lo que dice no solo conmueve... ¡ duele!. Porque lo que más duele no es la escasez material que describe, sino la riqueza personal que arrastra, ignorada. Fue maestro de ciencias, sembró conocimiento, escribió canciones, dio lo mejor de sí en la educación y en el arte. Hoy, con una edad ya avanzada, sobrevive a duras penas, en un país que no ha sabido abrazar a sus sabios ni proteger a sus creadores.

No hay palabras que contengan la tristeza y la dignidad de su historia. Es mucho más que una simple anécdota: es el reflejo de una injusticia colectiva, un retrato doloroso de una Cuba donde los valores esenciales se han ido perdiendo, donde los hombres ilustres se convierten en sombras anónimas, donde los talentos son arrojados al silencio y a la sobrevivencia. Es un grito sin micrófono, un reclamo sin eco.

Juan no tiene celular, pero aún tiene voz. Su canto, su saber, su historia, están vivos. Pero como tantos otros, necesita que alguien lo escuche. No por caridad, sino por justicia. “Si ves a Juan Bautista por el Vedado, no lo ignores. Él pudo haber sido tu maestro. Tal vez lo fue. O quizás fue el que enseñó a quien te enseñó.” Su rostro, quizás envejecido, oculta el brillo de alguien que en otro país, en otro contexto, habría sido reconocido como un pilar de la sociedad.

Ojalá un día este país abrace de nuevo a sus hijos más valiosos. Ojalá no se siga perdiendo el futuro, ni el pasado, ni el presente de gente como Juan. Ojalá podamos mirar con respeto y gratitud a quienes dedicaron su vida a formar y a crear. Hoy, necesita que no lo olvidemos. No por lástima, sino porque es un símbolo de lo que no debe seguir ocurriendo.

Si alguien tiene su número o dirección, que lo comparta. Si lo ves, habla con él. Tiéndele la mano. “Hagamos esto viral, no por moda, sino por amor.” Porque Juan Bautista representa la dignidad de los invisibles. Y porque no se merece menos que nuestra atención, nuestra ayuda y nuestro abrazo.

Del perfil de Kara Crofs

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