El Código de Familias avanza y eso no duele: aterra
Ernesto Morales ~ viernes 23 de septiembre de 2022

Hicieron una Reforma Agraria sesenta años atrás. Prometieron que los campesinos podrían labrar la tierra, recoger sus frutos, vivir en algo parecido a la prosperidad. Hoy Cuba, otrora productora mundial de azúcar, importa el poco azúcar que llega a las mesas del país. Y el poco café. Y el poco arroz.
Sesenta años después de la Reforma Agraria, Cuba simplificó el problema: sencillamente la Agricultura ha dejado de existir.
Impulsaron una Revolución Energética hace casi veinte años. Abarrotaron las cocinas cubanas de ollas arroceras, ollas de presión, refrigeradores, hornillas. Todo eléctrico. Todo revolucionario.
Hoy, veinte años después, Cuba simplificó el problema: sencillamente la Electricidad ha dejado de existir.
Anunciaron un Reordenamiento Económico hace un año y medio para eliminar la doble moneda, controlar la inflación, revalorizar el peso, impulsar el nivel de vida nacional. Poco más de un año y medio después Cuba hace circular por sus calles el peso, el dólar, el euro, el dólar canadiense, el peso mexicano y hasta el yen japonés. Venden a los
cubanos la moneda que tienen, no la que estos quieren.
El dólar no solo no cuesta 24 pesos cubanos, sino que roza los 180 y se calcula que antes
de fin de año llegará a 200. Cuba es el segundo país con mayor inflación del mundo según el respetado Índice Hanke de la Universidad Johns Hopkins. Nunca fue el cubano más miserable que en este 2022.
Hoy, año y medio después del Reordenamiento Económico, Cuba simplificó el problema: sencillamente la Economía ha dejado de existir.
Destinaron todos los recursos y materias primas disponibles en el país hace dos años para fabricar no una, no dos, no tres, no cuatro, sino cinco vacunas. Cinco. Las naciones poderosas del planeta tendrían una, a lo sumo dos. Cuba, un puñado de tierra en el Caribe tendría cinco vacunas.
Les brotaron las Abdalas, Mambisas, Soberanas, les brotaron nombres y variantes y canciones y poemas. Dijeron que las venderían a escala global.
Dijeron que serían la solución para el COVID planetario y serían la solución para la economía nacional.
Hoy, dos años después, han anunciado que se quedaron sin materias primas para fabricar cualquier otro medicamento, y que “por culpa del bloqueo” no han podido vender sus vacunas o al menos cobrar por las ya vendidas.
Han vuelto a simplificar el problema: sencillamente la Medicina ha dejado de existir.
Ahora, el 25 de este mismo mes, han anunciado que cambiarán el Código de las Familias. No que consultarán: el no, no es una posibilidad. Ellos lo saben, todos lo sabemos. Van a cambiar el Código de las Familias bajo el cual se rige la sociedad cubana.
Y lo van a cambiar los mismos que hicieron una Reforma Agraria sesenta años atrás. Los mismos que impulsaron una Revolución Energética veinte años atrás. Los mismos que anunciaron un Reordenamiento Económico año y medio atrás. Los mismos que dijeron fabricarían no una, no dos, no tres, no cuatro, sino cinco, cinco vacunas de Cuba y para el mundo.
Luego dicen no entender cómo alguien puede ofrecer resistencia a su promesa de nuevo bienestar familiar.