La reciente sesión del Consejo de Ministros de Cuba ha puesto en evidencia la crítica situación económica del país. Joaquín Alonso Vázquez, Ministro de Economía y Planificación, informó sobre el comportamiento de la economía al cierre del 2023, mostrando un decrecimiento respecto al año anterior. Esta situación, lejos de mejorar, se mantiene compleja en el primer semestre del 2024.

A pesar de haberse cumplido las exportaciones en rubros específicos como el tabaco mecanizado, el carbón y algunos productos pesqueros, las producciones de níquel, miel de abeja y tabaco torcido no alcanzaron las cifras previstas. Este incumplimiento en varios indicadores del Plan 2024 refleja las dificultades económicas que enfrenta el país. La caída en las exportaciones de servicios de telecomunicaciones, aunque compensada parcialmente por el crecimiento en servicios médicos y turísticos, no es suficiente para revertir la tendencia negativa.

El Ministro Alonso Vázquez destacó la importancia de evaluar las causas del decrecimiento para planificar acciones correctivas en el segundo semestre del 2024. Sin embargo, esta insistencia en "evaluar las causas" parece una admisión tácita de la incapacidad del gobierno para solucionar los problemas estructurales que aquejan a la economía cubana.

La economía cubana está atrapada en un círculo vicioso de políticas ineficaces, falta de inversión extranjera y un entorno empresarial restrictivo. Las reformas económicas necesarias para revitalizar el país son constantemente pospuestas o aplicadas de manera ineficiente.

Además, la dependencia del turismo y los servicios médicos, aunque importantes, no pueden ser la base sostenible de una economía diversificada y robusta. La falta de transparencia y la manipulación de datos económicos oficiales dificultan una evaluación precisa de la situación, pero los indicadores visibles apuntan a una crisis que va más allá de las cifras presentadas por el gobierno.

Para revertir esta tendencia, es imperativo adoptar reformas profundas que incluyan la apertura del mercado, la protección de los derechos de propiedad y la eliminación de barreras a la inversión extranjera. Sin estas reformas, la economía cubana seguirá en declive, afectando gravemente el bienestar de la población.

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