El 15 de marzo de 2025, Doraiky salió de su casa en el municipio Diez de Octubre, La Habana, y nunca más regresó. Desde entonces, su madre, Maura Vázquez, una enfermera jubilada que entregó más de cuarenta años de servicio al sistema de salud, vive en carne propia el mayor de los tormentos: la desaparición de un hijo.

Cada semana, Maura emprende una ruta desesperada por hospitales, terminales de ómnibus, piqueras de taxis, parques y plazas de la ciudad, cargando al pecho una ficha plastificada con la descripción de su hija: mujer de 48 años, 1.68 de estatura, 65 kilogramos y cabello canoso. Con ese retrato, Maura enfrenta a desconocidos, pregunta en cada esquina, aguarda con esperanza cualquier pista que la acerque a Doraiky.

Su rostro cansado refleja el peso de la incertidumbre, el dolor de no saber si su hija está en un lugar seguro, si fue víctima de un crimen o si simplemente un día podrá regresar a casa. La Habana, con todo su bullicio, se ha convertido en un mapa de búsqueda y en un laberinto de incertidumbre.

La comunidad se pregunta lo mismo que su madre: ¿Dónde está Doraiky? Algunos especulan que podría estar en casa de un vecino, otros temen que haya caído en manos equivocadas y los más trágicos piensan en el mar como destino final.

Ninguna hipótesis calma la angustia ni la desesperación de Maura. Lo único cierto es que, hasta ahora, Doraiky sigue desaparecida.

Cada mujer que falta en Cuba deja un vacío irreparable en su familia y un grito colectivo que clama por respuestas. La desaparición de Doraiky se suma a una dolorosa lista de historias que evidencian la vulnerabilidad de tantas mujeres en la Isla y la falta de protocolos claros que garanticen una búsqueda inmediata y efectiva.

La esperanza, sin embargo, se mantiene viva. Maura, con una fortaleza que solo puede nacer del amor de madre, seguirá buscando hasta que su hija regrese. Y el día que Doraiky cruce de nuevo la puerta de su hogar, no será solo la victoria de una familia, sino la salvación de una mujer más entre todas las desaparecidas de Cuba.

Fuente: El Estornudo

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