Cuba comenzó a aplicar una nueva tasa de cambio “oficial” a partir del 18 de diciembre, en la que un dólar estadounidense equivale a 410 pesos cubanos (CUP). La medida, anunciada por el Banco Central de Cuba, busca actualizar la paridad de la moneda en un contexto económico complejo, marcado por la inflación, el desabastecimiento y la dependencia creciente de transacciones en divisas extranjeras.

El periodista Javier Díaz expresó su preocupación sobre los efectos de esta medida, señalando la dificultad que enfrentan muchos cubanos, especialmente los jubilados que no reciben ingresos en dólares ni tienen familiares en el exterior que puedan enviarles remesas. “Nunca entenderé por qué hay que adquirir todo en dólares si el régimen no paga en dólares. Pobres jubilados sin familia en el exterior, no sé cómo pueden sobrevivir en esta era”, escribió Díaz, reflejando la inquietud de miles de ciudadanos que ven limitada su capacidad de compra en medio de la creciente dolarización de la economía.

La medida ha generado diversas opiniones en redes sociales y foros de discusión.

Algunos internautas consideran que la actualización de la tasa era inevitable ante la inflación y la presión sobre la moneda nacional, mientras que otros critican que la mayoría de la población no tiene acceso a divisas extranjeras y enfrenta un encarecimiento directo de productos de primera necesidad.

Comentarios como “el peso cubano pierde valor y los jubilados son los más afectados” o “todo ahora se compra en dólares, pero muchos no tenemos acceso a ellos” reflejan el malestar y la preocupación ciudadana.

Asimismo, se ha discutido la dificultad de mantener la estabilidad económica cuando los precios y la disponibilidad de productos básicos dependen de la moneda extranjera.

Muchos usuarios preguntan si esta medida logrará incentivar la producción nacional o solo profundizará la desigualdad económica entre quienes pueden acceder a dólares y quienes dependen exclusivamente de sus ingresos en CUP.

La nueva tasa de cambio es, según el gobierno cubano, un paso necesario para ajustar la economía y controlar la inflación. Sin embargo, la implementación deja interrogantes sobre su impacto real en la vida diaria de los cubanos y la capacidad de los sectores más vulnerables para cubrir necesidades básicas en un entorno cada vez más dolarizado.

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