Discapacitado pierde su casa y no recibe ayuda tras paso de Melissa
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 17 de noviembre de 2025
La denuncia sobre la situación de Rolando Mendoza Moreno, un hombre discapacitado de la comunidad rural La Alegría en Los Pinos, Santiago de Cuba, genera profunda indignación. Tras el paso devastador del huracán Melissa, que dejó a miles de familias en condiciones críticas, el caso de Rolando destaca por la crudeza de su abandono y la absoluta falta de respuesta institucional.
Rolando lleva 26 años postrado en una silla de ruedas. Su movilidad es limitada y depende totalmente de la ayuda de otras personas para realizar sus actividades cotidianas. Sin embargo, ni siquiera su condición de máxima vulnerabilidad ha sido suficiente para que las autoridades se acerquen a brindarle apoyo.
Su casa, ya deteriorada por años de falta de mantenimiento, terminó derrumbándose por completo con los vientos del ciclón. Hoy, Rolando no tiene un techo seguro, no tiene cama y no cuenta con las condiciones mínimas para sobrevivir dignamente.
A pesar de la gravedad de la situación, absolutamente nadie del gobierno local se ha presentado en el lugar para evaluar los daños o gestionar algún tipo de asistencia. Los vecinos denuncian que las ayudas humanitarias —alimentos, colchones, materiales de construcción— están siendo entregadas selectivamente a personas afines al régimen, incluyendo militantes, chivatos y simpatizantes que, en muchos casos, ni siquiera sufrieron pérdidas significativas tras el huracán. Una práctica que se ha vuelto recurrente en el país y que deja en completa indefensión a quienes realmente necesitan apoyo urgente.
La persona que envió la denuncia expresó el sentimiento colectivo de frustración: “No es fácil lo que está pasando en este país, y menos con las personas vulnerables. Llevan años engañándolo, diciéndole que lo van a ayudar y todo es mentira. ¿Hasta cuándo, Dios mío?”. Sus palabras reflejan la desesperanza que viven miles de cubanos que enfrentan no solo los estragos de un fenómeno natural, sino también la negligencia de quienes están obligados a protegerlos.
El caso de Rolando Mendoza se suma a un largo listado de historias donde la vulnerabilidad es ignorada y la corrupción termina dictando quién recibe ayuda y quién queda a su suerte. Hoy, su situación es un llamado urgente a la solidaridad, a la denuncia pública y a exigir un sistema que priorice a los más necesitados en momentos de crisis.
Fuente: La Tijera