Un trabajador del Hospital Provincial Docente Clínico Quirúrgico Manuel Ascunce Domenech, en Camagüey, fue detenido por la Policía tras descubrirse que se había apropiado de insumos y recursos médicos aprovechando su acceso al área hospitalaria. La información fue divulgada por el perfil oficialista El Cubano Fiel, que aseguró haber recibido detalles del caso a través de residentes en la ciudad.

Según esta fuente, el detenido utilizó su posición dentro del centro de salud para sacar colchones, medicamentos y diversos materiales médicos sin autorización. El reporte señala que el hombre trasladó parte de estos recursos a su vivienda, donde posteriormente fueron hallados durante un registro policial.

En el domicilio del sospechoso se encontraron dos botellones de oxígeno, varios glucómetros, una cantidad significativa de medicamentos y una notable suma de dinero en efectivo. Todo esto fue incautado como evidencia del presunto delito.

Este tipo de casos no es aislado dentro del sistema de salud cubano, que atraviesa un deterioro sostenido marcado por la falta de recursos, el desabastecimiento de medicamentos y la escasez de insumos básicos en hospitales y policlínicos. En un contexto donde la población enfrenta dificultades extremas para conseguir desde un antibiótico hasta una pastilla para la presión, el robo de materiales médicos agrava aún más la precariedad de un sector que ya se encuentra al borde del colapso.

La situación es especialmente sensible en provincias como Camagüey, donde familiares de pacientes denuncian largas esperas, falta de camas, carencia de equipos y hospitales con infraestructura deteriorada. En ese escenario, cada insumo perdido o desviado al mercado negro representa un golpe directo para los enfermos y para un personal médico que trabaja en condiciones cada vez más difíciles.

La versión oficial insiste en señalar la responsabilidad individual del detenido, pero evita profundizar en las causas estructurales que propician estas prácticas dentro del sistema sanitario. La falta de controles, los salarios insuficientes, la inexistencia de mecanismos de supervisión efectivos y la creciente corrupción en distintos niveles del sector son factores que el discurso gubernamental suele omitir, a pesar de que se repiten constantemente en denuncias de ciudadanos y profesionales de la salud.

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