Un vertedero de basura acumulada desde hace meses en las inmediaciones del Conservatorio Amadeo Roldán, una de las instituciones más antiguas y reconocidas para la formación académica de músicos en Cuba, ha terminado por convertir el entorno escolar en un foco de insalubridad. Según testimonios citados por Martí Noticias, el problema no se queda en la calle: el hedor y la presencia constante de insectos han invadido también el interior del centro, haciendo difícil la rutina diaria de trabajadores y estudiantes.

Una empleada del conservatorio, ubicado en Rastro, entre Padre Varela y Campanario, describió la situación en términos directos: “El mosquerío es horrible, el mal olor es insoportable, todas las moscas vienen para acá adentro”. El administrador del lugar, por su parte, aseguró que cuando llueve el panorama empeora al punto de volver inutilizables espacios como la recepción o las oficinas. Según explicó, ha intentado canalizar el reclamo por vías institucionales, pero hasta ahora no ha recibido respuestas ni soluciones concretas.

A esta crisis sanitaria se suma un elemento que eleva la preocupación: frente al conservatorio hay una gasolinera, y la proximidad entre el depósito de desechos y un punto de combustible representa, según el directivo, un riesgo que podría derivar en un accidente mayor.

La escena del Amadeo Roldán no es un caso aislado, sino parte de un deterioro más amplio de la recogida de desechos en La Habana. De acuerdo con datos recientes, en la capital se dejan sin recoger miles de metros cúbicos de basura cada día, un problema asociado a que más del 40% de los camiones recolectores estaría fuera de servicio por falta de neumáticos, baterías y combustible.

Una situación similar fue reportada en la escuela primaria Fructuoso Rodríguez, ubicada en la calle 218 y Avenida 81. Una maestra confirmó la presencia del basurero y sus consecuencias: “Es cantidad de desechos sólidos que hay… han traído moscas… hay padres que se han quejado”. Vecinos alertan además que la acumulación de residuos ya afecta la movilidad, obstruyendo el paso de vehículos y complicando la vida cotidiana de la zona.

La abuela de un alumno resumió el impacto con crudeza: el basural no solo genera peste, agua estancada y plagas, sino que golpea directamente a los niños. “Le afecta… esencialmente a esos niños en la escuela. Peste, agua encharcada, ratones y de todo ahí están… los carros no pueden pasar”, afirmó.

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